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HERVÉ LECOMTE (OIEC): “CREO FIRMEMENTE EN UN IMPULSO MUNDIAL DE LA EDUCACIÓN CATÓLICA”

HERVÉ

Hervé Lecomte, desde su posición actual como secretario general de la OIEC (Oficina Internacional de Educación Católica), organiza y dirige el Secretariado general, órgano ejecutivo de la Oficina desde donde estimula la actividad de los Secretariados regionales y representa a la organización en sus relaciones exteriores. En definitiva, tiene la enorme responsabilidad de coordinar y representar a nivel mundial a las distintas organizaciones que integran a las escuelas que forman a millones de jóvenes en los valores propios de la Iglesia Católica.

La OIEC ha sido reconocida como organización católica internacional por la Santa Sede. Trabaja en estrecha colaboración con el Dicasterio para la cultura y la educación católica (Vaticano), y está reconocida como entidad consultiva por las Naciones Unidas (ECOSOC, Ginebra y Nueva York), la UNESCO y el Consejo de Europa.

Hervé Lecomte, matemático formado en la Université de Rouen Normandie, detalla en esta entrevista concedida a ÉXITO EDUCATIVO, el fin que mueve esta reputada y respetada organización, al tiempo que expresa sus juicios sobre el presente y futuro de la educación en valores.

¿Qué es la Oficina Internacional de Educación Católica y cuál es su misión?

Es el mayor organismo educativo del mundo, en el que están representados 110 países, 210.000 escuelas y 68.000.000 de alumnos. Se divide en 6 regiones y trabaja con miembros asociados y cooperantes. Sus principales objetivos son participar en la misión de la Iglesia universal promoviendo la educación católica en todo el mundo; colaborar con los organismos de la Iglesia universal (y en particular con el Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede) en relación con las Conferencias Episcopales y otras organizaciones cristianas que se ocupan de la educación; asegurar, en colaboración con la Santa Sede, la representación de las escuelas católicas en las organizaciones internacionales, particularmente en las que se ocupan de la educación, y promover en todas las regiones del mundo comunidades educativas que representen la red más amplia en materia de educación, con especial atención a los niños más desfavorecidos y vulnerables.

Pero también vincular a los diferentes miembros, especialmente en las regiones, y crear entre ellos lazos de solidaridad activa y apoyo mutuo; defender y promover el ejercicio efectivo de la libertad de enseñanza y fomentar las relaciones de entendimiento y colaboración con los gobiernos de los países en los que están presentes las escuelas católicas, y promover la investigación como contribución de la educación católica y de las escuelas católicas a la sociedad.

Háblenos de las orientaciones dadas en el Congreso de Marsella para el período 2023-2027.

La primera Orientación es la transición de la Congregación para la Educación a un Dicasterio para la Cultura y la Educación. Es una primera orientación del Santo Padre que nos lleva a avanzar y adaptar nuestras prácticas. Y para avanzar en el mensaje del Papa Francisco debemos reflexionar juntos y ayudarle concretamente en esta dirección. La segunda orientación es desear vivamente que este mandato 2023-2027 sea el de la juventud que se propondrá, organizando por ejemplo congresos para los jóvenes, como un homenaje a la juventud, para recordarnos mejor que nuestra misión se centra en ellos, actores del mañana.

La tercera orientación es que este mandato sea también el de la atención a los más frágiles, lo que es una prioridad para todos nosotros, una prioridad para todos, para lo que hemos de iniciar juntos proyectos concretos de ayuda internacional. La cuarta orientación consiste en hacer oír la voz de la educación católica en los organismos mundiales, consolidando la representación de la OIEC en estos organismos internacionales como la ONU, la UNESCO, el Consejo de Europa, el Consejo de Derechos Humanos, etcétera, así como colaborar con los organismos de la Iglesia universal, con las Conferencias Episcopales y con otras organizaciones internacionales de enseñanza católica.

La quinta orientación va encaminada a desarrollar una comunidad fraterna mundial abierta a todos, tendiendo puentes de diálogo, mientras que la sexta se funda en promover de manera concreta el vínculo escuela-sociedad-familia, en un marco de corresponsabilidad. La última orientación consiste en la redacción de un proyecto para una Educación 2030 al servicio de la humanidad.

Estas orientaciones completan los puntos fuertes de atención sobre nuestras actitudes, como las de prestar atención a cada persona, aprender a resistir a las anestesias de nuestro tiempo o conservar la capacidad de indignación.

¿Cuál es la vinculación de la OIEC con el Vaticano?

Estamos al servicio del Dicasterio de Cultura y Educación, en estrecho contacto con todas las escuelas del mundo.

¿Cuál es la situación que atraviesa actualmente la enseñanza católica?

La educación católica en todo el mundo debe estar hoy en plena mutación para responder al deseo del Santo Padre de esta revolución indispensable en nuestras prácticas educativas. Debemos construir la aldea educativa del mañana y revisar toda la organización. Existen al respecto prácticas extraordinarias a nivel local. En cualquier caso, debemos inspirarnos en todas las acciones y procesos pedagógicos que permiten a los jóvenes construirse y convertirse en hombres y mujeres capaces de reflejar y servir a la fraternidad universal.

El mundo actual es particularmente complicado y complejo; nuestros jóvenes necesitan profesores, líderes escolares que confíen en el futuro y evoquen la esperanza de días mejores. La hoja de ruta ya está escrita por nuestro Santo Padre. Ahora es el momento de hacerla nuestra y avanzar juntos en este nuevo proceso educativo.

Recientemente ha estado en América acompañando la Asamblea de CIEC ¿Cómo ha visto a la escuela católica americana?

Tengo excelentes recuerdos de esta Asamblea General en Bogotá. Es muy importante el dinamismo de esta región y todos los esfuerzos que se hacen para que se viva el pacto educativo mundial. Los intercambios fueron fraternos y muy constructivos, llenos de promesas para el futuro. Felicito calurosamente a todo el equipo de la CIEC por su fuerte compromiso con la animación de su región.

En la OIEC están representados más de cien países ¿En qué partes del mundo la escuela católica tiene una buena situación y en qué partes hay problemas para su existencia?

No hay escasez de energía en la educación católica y la voluntad de hacerlo bien es muy clara. La creación de un nuevo departamento, la llegada de nuevas personas a puestos clave lanza una nueva era y un nuevo aliento. Puedo sentir claramente este deseo de nuevos retos durante mis diversas visitas desde el inicio de este mandato. Debemos estar a la altura de estas expectativas y ser especialmente eficaces y productivos a nivel de nuestro organismo; un liderazgo dinámico es esencial para una buena gobernanza con esta responsabilidad educativa compartida.

En cuanto a las preocupaciones que tenemos y que compartimos con el Vaticano, son de 3 tipos: el cierre o quiebra de escuelas católicas, debido ello a diversas razones, como el envejecimiento, fractura económica, etc., así como la pérdida de presencia y de propiedad; la protección y cuidado de los menores, para lo que es preciso el desarrollo de un código ético que evite y prevenga abusos, bullying o pederastia. Nuestra tercera preocupación se deriva de las consecuencias de la pandemia COVID-19, en forma de desequilibrio emocional y salud mental. La educación emocional de calidad y sistemática es la solución, así como la implementación de la pedagogía del cuidado y la prevención y promoción de la salud emocional.

Como sabrá, España es paradigma de modelo concertado en la educación ¿Cree que dicho modelo se podría implementar en otros países?

El Pacto Mundial por la Educación invita a no duplicar modelos, sino a que cada organización se adapte a la situación local y nacional. Por tanto, no estoy defendiendo que el modelo español se duplique en otros países del mundo. El trabajo realizado en España por sus responsables es notable. El principio de subsidiariedad es inherente a la fuerza de nuestro cuerpo y cada uno de nosotros debe ser capaz de imaginar en su propio país la revolución educativa necesaria para avanzar tras las huellas del Santo Padre. No somos más que guías al servicio de nuestros hermanos y hermanas en misión.

¿Sobre qué valores debe desarrollarse hoy la educación católica, en una época en la que aumentan la falta de creatividad y el relativismo?

Creo firmemente en un impulso mundial de la educación católica, con todas las fuerzas vivas para mostrar a todos la voz de la sabiduría, la voz del amor, la voz de la paz, la voz de la juventud. Estas palabras de diálogo, respeto, fraternidad y paz deben estar presentes en cada una de nuestras intervenciones y proyectos.

Y ¿cómo han de afrontar las escuelas católicas los desafíos de la Encíclica Laudato Si’ y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU?

No veo ninguna incompatibilidad en trabajar conjuntamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las demandas del Santo Padre de un Pacto Educativo Global. Muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están integrados en el Pacto Mundial por la Educación. El vínculo entre ambos debe ser más armonioso y nuestros razonamientos no deben compartimentarse para no oponerse a estas fuerzas institucionales que pueden actuar de manera muy importante. Estemos orgullosos del mensaje de la Iglesia sobre estas cuestiones.

¿Cuáles son los principales proyectos en que trabaja ahora la OIEC?

En primer lugar, continuar trabajando en el Pacto Mundial por la Educación (fraternidad universal); en segundo lugar trabajar sobre las razones del cierre o quiebra de muchas escuelas católicas, respecto de lo que hay que prevenir y anticiparse, lo que hace urgente trabajar más colaborativa e intercongregacionalmente, y crear redes en las que las escuelas encuentren apoyo, fuerza y cuidado.

También, como decía antes, se debe trabajar en la protección y cuidado de los más jóvenes, afrontar los efectos de la pandemia e influir con nuestras aportaciones en los organismos internacionales, como la ONU o la UNESCO.

 

Fuente: Éxito Educativo.
[FOTO: IMAGEN DEL ARTÍCULO ORIGINAL: https://exitoeducativo.net/herve-lecomte-oiec-creo-firmemente-en-un-impulso-mundial-de-la-educacion-catolica/ ]

 

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