Por: Varios autores.
Una vez establecida la relevancia del liderazgo educativo para transformar la calidad de la educación en cada escuela, la pregunta que sigue refiere a como se cultiva dicho liderazgo ente actores claves como los directivos o los docentes. En efecto, no basta con constatar la existencia o inexistencia del liderazgo ni tampoco basta con hacer una caracterización de los tipos de liderazgo que resultan más eficaces para promover la mejora y el cambio escolar: se requiere indagar en cómo puede desarrollarse, y así́ multiplicarse, el liderazgo educativo. De hecho las políticas educativas han buscado crecientemente entender cuáles son los modos de preparación y acompañamiento de los lideres escolares, actuales y futuros, que más y mejor impactan en el trabajo de los lideres escolares, de manera de poder invertir en aquellos.
Este libro trata sobre este estratégico tema, sobre el cual se sabe en el mundo actual mucho más de lo que creemos –y de lo que habitualmente tomamos en consideración– en Chile y América Latina. No en vano en muchos sistemas escolares ya se cuenta con precisos estándares de calidad respecto de la formación de directivos escolares, que fijan los requisitos básicos que deben cumplir los programas formativos para poder acceder a recursos públicos o bien para poder ser considerados como un peldaño dentro de la carrera directiva. Así́, una “buena formación” en liderazgo educativo cuenta con parámetros fundamentados en evidencia sobre los cuales posicionarse, lo que debiera permitir al Estado y también a los propios directivos, que aquella no se improvise ni se deje llevar por la última moda vigente. (Tomado de la Introducción).
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