Estimados educadores de América. Un saludo muy cordial de la Confederación Interamericana de Educación Católica – CIEC. Somos la red más grande de educación católica de América y representamos el 35% de la Escuela Católica mundial. Nuestra misión es animar la evangelización de los pueblos de América a través de la educación, difundir y defender los grandes principios que conciernen a la organización y orientación de la educación católica, y promover la comunión y solidaridad entre sus miembros. Hace poco celebramos la fiesta de Pentecostés y quiero retomar el mensaje del Papa Francisco para inaugurar este encuentro. Es el Espíritu Santo quien da la vida a la Iglesia y quien guía los pasos. Sin la presencia y acción del Espíritu Santo, nuestra Escuela no podría vivir y no podría realizar la tarea que Jesús resucitado nos confió “ir y hacer discípulos a todos los pueblos” (Cf Mt 28, 19).
Esta fue la experiencia de Pentecostés: los apóstoles, reunidos con María en un mismo lugar y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de un viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse (Hch 2, 3 – 4). Y esta transformación obrada por el Espíritu se refleja en la multitud… porque cada uno escuchaba las palabras de los apóstoles como si fueran pronunciadas en la propia lengua (Cf. v. 6).