Oscar A. Pérez Sayago
Secretario General
Confederación Interamericana de Educación Católica
Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! Pero no siempre logra serlo, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco el enfoque. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, en la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. Y nosotros no tenemos derecho a tener miedo de la realidad. La escuela nos enseña a comprender la realidad. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, en la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Y esto es bellísimo! (Discurso al mundo de la escuela italiana, 10/05/14).
En pocas palabras, se trata de comprender que la diversidad no sólo no es un obstáculo para la unidad, no sólo no la desestabiliza, sino que – al contrario – le es indispensable, es su horizonte de posibilidades: la unidad y la diferencia no se excluyen, sino que se necesitan. De lo contrario, nos encontraríamos ante una unidad asfixiante, que elimina la alteridad, haciendo imposible la existencia del otro… (Instrumentum laboris, La Visión. 1. Unidad en la diferencia: un nuevo modo de pensar).
Por lo tanto, es necesario ejercer ese pensamiento que articula la unidad en la distinción y que considera la diferencia como una bendición para la propia identidad y no como un gran impedimento para la auto-realización. La tarea educativa debe intervenir, antes que nada, a este nivel. (Instrumentum laboris, La Visión. 1. Unidad en la diferencia: un nuevo modo de pensar).
Es necesario un concepto de educación que abrace la amplia gama de experiencias de vida y de procesos de aprendizaje y que consienta a los jóvenes desarrollar su personalidad de manera individual y colectiva. (Discurso al Cuerpo Diplomático con motivo del Año Nuevo, 09/01/20).
Debemos basar nuestros procesos educativos en la conciencia de que todo en el mundo está íntimamente conectado y que es necesario encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso. (Videomensaje en el lanzamiento del Pacto Educativo Global, 12/09/19).
La educación no termina en las aulas de las escuelas o de las universidades, sino que se afirma principalmente respetando y reforzando el derecho primario de la familia a educar, y el derecho de las Iglesias y de los entes sociales a sostener y colaborar con las familias en la educación de los hijos. (Discurso en el Seminario de Educación: El Pacto Mundial, 07/02/20).
Para educar hay que buscar integrar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos. Que un educando piense lo que siente y lo que hace, sienta lo que piensa y lo que hace, haga lo que siente y lo que piensa. Integración total. (Discurso en el Seminario de Educación: El Pacto Mundial, 07/02/20).
A ustedes les pido que por favor sigan adelante, que no se cierren a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación. La concepción educativa como transmisión de contenidos se acabó, está agotada. Un educador brasileño creo que Matos, pero no recuerdo, decía que la educación tiene que estar basada en tres pilares: transmisión de contenidos, transmisión de hábitos y transmisión de valoraciones, una linda expresión. (Mensaje al 24 Congreso Interamericano de Educación Católica, 13-15/01/21).
Las nuevas generaciones deben comprender con claridad su propia tradición y cultura. Eso no se negocia, es innegociable, en relación con las demás, de modo que desarrollen la propia auto-comprensión afrontando y asumiendo la diversidad y los cambios culturales. Se podrá así promover una cultura del diálogo, una cultura del encuentro y de una mutua comprensión, de modo pacífico, respetuoso y tolerante. Una educación que capacita para identificar y fomentar los verdaderos valores humanos dentro de una perspectiva intercultural e interreligiosa. (Discurso en el Seminario de Educación: El Pacto Mundial, 07/02/20).
[…] no quiero terminar estas palabras sin hablar de la belleza. No se puede educar sin inducir a la belleza, sin inducir del corazón la belleza. Forzando un poco el discurso, me atrevería a decir, que una educación no es exitosa si no sabe crear poetas. El camino de la belleza es un desafío que se debe abordar. (Discurso en el Seminario de Educación: El Pacto Mundial, 07/02/20).