El papa Francisco afirma que “la educación es siempre un acto de esperanza que, desde el presente, mira al futuro”1 . Esta publicación que tiene en sus manos acoge la invitación del Santo Padre a “promover un nuevo tipo de educación, que permita superar la actual globalización de la indiferencia y la cultura del descarte”2 . Lo hace a través de una serie de iniciativas que involucra a distintos actores educativos: docentes, directivos, familias y, sobre todo, estudiantes.
Ante la emergencia educativa que desde hace varias décadas atraviesa América Latina y el Caribe, marcada por un claro reduccionismo antropológico, como han advertido los obispos del continente en la Conferencia de Aparecida3 , es alentador contar con propuestas sugestivas para reconstruir el Pacto Educativo Global a partir de novedosas herramientas pedagógicas y didácticas. Momentos para ser recoge una serie de reflexiones, orientaciones y actividades encaminadas a la promoción del humanismo solidario y de la cultura del encuentro a la que tantas veces nos ha exhortado el papa Francisco. Para ello, será necesario seguir insistiendo en la centralidad de la persona y en el protagonismo de las nuevas generaciones, sin dejar de valorar el papel decisivo de las familias y de los docentes dar paso a “una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión”4 .
En un tiempo en el que abundan las propuestas que se fundamentan en el imperativo del tener, del poder, del hacer y del parecer, esta obra nos invita a volver la mirada en el ser. Sintámonos llamados a sumar esfuerzos para hacer posible “una nueva educación que fomente la trascendencia de la persona humana, el desarrollo humano integral y sostenible, el diálogo intercultural y religioso, la salvaguardia del planeta, los encuentros por la paz y la apertura a Dios”5 , como nos ha pedido el Santo Padre. Valoramos los esfuerzos permanentes de quienes hacen posible estos recursos pedagógicos para la escuela católica, desde la perspectiva del Pacto Educativo Global. Asimismo, agradecemos a la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC) por su ingente liderazgo e iniciativas para acoger y hacer realidad el Pacto en nuestra región.