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Bogotá, Colombia - América

La pastoral educativa al modo de Jesús

La pastoral educativa al modo de Jesús

Un aporte del padre y Mg. Juan Manuel Ribeiro. Secretario Ejecutivo de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal Argentina. 

Una vez escuché decir a Lucio Gera, renombrado teólogo argentino, que “Jesús no les habló a todos de igual forma, y a los que les habló, no les habló de todo”. Lo que me dejó pensando acerca de la pedagogía de Jesús que como Buen Maestro sabía seleccionar y secuenciar lo que iba a enseñar. En esa pedagogía cristológica está invitada abrevar nuestra pastoral educativa y catequesis escolar más allá que tome prestado los aportes de la didáctica y psicología evolutiva actual.

La expresión ‘pedagogía de Dios’ es utilizada por el Concilio Vaticano II (DV 15: pædagogiam divinam). Será posteriormente el primer Directorio General para la Catequesis el documento que dedicó un espacio extenso (tercera parte: la pedagogía de la fe) a describir la pedagogía de la Fe inspirada en la pedagogía divina. Se trata de la forma de proceder de Dios para con el hombre, su estilo educativo. Tiene unas características particulares que permanecen a lo largo de la historia: no es un método o un conjunto de normas y actividades, sino una forma de relación con las personas, de educación relacional, en el sentido etimológico del término, que acompaña al discípulo en su proceso de crecimiento personal (educare: criar, cuidar, alimentar) ayudándole a extraer lo mejor de sí (ex-ducere). La enseñanza de la catequesis tendrá siempre como punto de vista obligado, como referencia, modelo y fuente el modo de ser y de proceder de Dios.

En su actuar, Dios toma la iniciativa, en cuanto que siempre se acerca como una oferta de amor para el hombre, y lo hace teniendo en cuenta a la persona (preocupaciones, circunstancias, relación con los otros, el entorno…).

Toda la Historia de la Salvación, la Revelación en sí misma, es progresiva. La progresividad es una característica fundamental del actuar divino y requisito indispensable para que pueda realizarse el aprendizaje, que tiene en cuenta los procesos y el desarrollo propios del ser humano.

A partir de las palabras, signos y obras de Jesús, los discípulos tuvieron la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la pedagogía de Dios manifestada en Cristo, consignados después en los Evangelios. (Cfr. Pedagogía de la Religión. Revista Asociación de Catequetas de España. XVI).

Los ámbitos de la pastoral de Jesús en nuestra escuela

Jesús enfocó su pastoral en distintos ámbitos y personas a las que les fue anunciando el Reino de Dios. A continuación, y de manera tipológica, lo expondré como modos ideales weberianos. Desde ya todo ideal dista de la realidad, pero nos ayuda a pensarla. En este caso, a planificar la pastoral educativa desde el modelo del accionar pedagógico de Jesús.

Jesús se dirigió a distintas personas y grupos, de pequeños a más grandes.

El grupo más pequeño al que dirigió su predicación fueron Pedro, Santiago y Juan con quienes tuvo un diálogo más íntimo y frente a quienes se transfiguró (Lc 9, 28-36). En la pastoral educativa hay acciones que pueden estar dirigidas a un pequeño grupo que pueden ser como la levadura en la masa para otros. Quizás sean estos algunos agentes de la pastoral juvenil y/o docente.

En segundo lugar, nos encontramos con otro grupo un tanto más grande, los doce (Mc 3,13-19). Fueron primero discípulos y luego apóstoles. En nuestras escuelas podrían ser aquellos destinatarios de una pastoral específica, como un grupo misionero o de rodaje (preparación) de un cenáculo o retiro. Son quienes se comprometen de una manera especial y dedican su tiempo a este servicio. Como los tres, los doce se caracterizan por haber recibido más que una primera evangelización, ya tienen un camino discipular. Pueden ser aquellos que han llevado a cabo un recorrido en la Fe, y que buscaron, a partir del llamado del Maestro, hondar en la catequesis de iniciación que recibieron.

En tercer lugar, la pastoral de Jesús se dirigió a un grupo más grande, al que ocasionalmente, le encomendó la tarea de predicar. Ellos son los setenta y dos (Lc 10, 1-2). Jesús les dio indicaciones específicas y concretas, como, por ejemplo, en cuanto lo que tenían que llevar y anunciar. También los escuchó a la vuelta de la misión, enseñándoles que lo importante era que sus nombres estuviesen escritos en el cielo (Lc 10, 12-20). Era un grupo que seguramente en numerosas oportunidades escuchó a Jesús, se dejó enseñar por Él y tenía el entusiasmo de los recién conversos. A este segmento pueden pertenecer los jóvenes animadores de convivencias, campamentos, etc. También los que colaboran con cierta adhesión a distintas actividades y propuestas pastorales. Aunque a veces sean llevados por la motivación de los compañeros y por razones más sociales, al menos en primera instancia, suelen estar abiertos a la Fe y a propuestas de profundización. Tienen a la pastoral escolar como un punto de referencia de la Fe cristiana.

En cuarto lugar, los amigos de Jesús de Betania, como María, Marta y Lázaro (Jn 12, 1-8), pueden ser las familias y amigos de los colegios, como exalumnos, entre otros, que adhieren a Jesús y su Buena Noticia, y que colaboran colectivamente y puntualmente en actividades que se les proponen, teniendo sentido de pertenencia eclesial y escolar.

Jesús también habló a la muchedumbre (Mt 23,1; 26,55) a la cual se dirigió compasivo porque eran como ovejas sin pastor (Mt 9,36). Ellos son los “ocasionales: casamientos, bautismos, amigos y familiares; algunos ámbitos de catequesis, pedidos de asistencia en Caritas, misas de difuntos, padres del colegio, etc. Es decir, la “frontera interna” de la escuela. También forman parte de la muchedumbre los que no tienen “vinculación o pertenencia eclesial”, es decir, “frontera “externa” los más alejados como quienes asisten por ser amigos o familiares a los actos de colación de las escuelas pero que no tienen vinculación eclesial. Aunque esto no excluye que adhieran al mensaje del Evangelio y que la Iglesia sea, aunque de modo inconsciente, un punto de referencia para pensarse como religioso y/o creyente. Independientemente de las otras creencias a las que se adscriba o se sienta parte, lo cristiano y católico sigue siendo un hito.

Cada lector de este artículo podrá pensar en su escuela, partiendo de la pastoral de Jesús, cuales son los distintos grupos, destinatarios y ámbitos a los cuales dirige el mensaje y como lo adapta a cada realidad.

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