Por: Eva Peñafiel Pedrosa – Universidad de Padres.
La colaboración en el hogar es fundamental para mejorar la convivencia. Además de que facilita la vida de los mayores, para los más pequeños participar en las tareas domésticas les va a permitir desarrollar habilidades, fomentar su autonomía, incrementar el sentido de la responsabilidad, desarrollar el disfrute por trabajar en equipo y ser más respetuosos y agradecidos con las contribuciones de los demás.
Pero ¿cómo podemos hacerlo para que sea divertido y motivador para ellos y no el origen de luchas permanentes? Te proponemos algunas ideas y reflexionaremos sobre algunos errores que solemos cometer que dificultan la colaboración:
- Darle un enfoque positivo. Si nos referimos a estas tareas como algo penoso, obligatorio y desagradable, no estaremos invitando a que quieran realizarlas. Si, por el contrario, las llamamos «contribuciones» o algún otro nombre que nos parezca más atractivo, y trabajamos en un plan común para que cada miembro tenga un papel importante para que el equipo funcione, la percepción va a cambiar.
- Tener paciencia. La responsabilidad y la autonomía no es algo que se alcance en un día, por lo que es importante ajustar las expectativas y confiar.
- Pensar juntos qué cosas son las que ya pueden hacer. Estas deben ser acordes a su edad y capacidad. Si nunca han asumido una tarea, aunque sean mayores, tal vez no sepan hacerla. Deberemos invertir tiempo en capacitarles para ello.
- Empezar con cosas sencillas e ir incorporando más dificultad a medida que se sienten competentes. Sobre todo, al principio, les motivará si son ellos los que eligen las tareas que prefieren hacer.
- Incorporarlas a las rutinas y revisar qué tal van funcionando. Es importante no olvidar hacer visible estas tareas y agradecerlas para que sientan que valoramos su contribución.
- Preparar con ellos un cuadrante y pegarlo en la nevera o en algún lugar visible, que nos permita ir recordando las cosas que hemos hecho y las que aún están pendientes, con los nombres de toda la familia. Este sistema de registro les permitirá ser ellos los que lleven el control de las cosas que tienen que hacer.
Como decíamos, es importante fomentar el sentimiento de pertenencia y de contribución a la familia y ser persistentes. Seguro que en muy poco tiempo empezamos a ver cambios.
Sin embargo, es fácil caer en algunos errores que nos lleven a creer que esto no está funcionando. Ser conscientes de algunos de los más frecuentes no permitirá evitarlos o solucionarlos:
- Tener expectativas demasiado altas: Si esperamos que el resultado sea siempre como si lo hubiésemos hecho nosotros y ponemos pegas a todo lo que hacen, vamos a desmotivarlos. Recuerda que la última finalidad es mejorar su capacidad y responsabilidad, al tiempo que les proporcionamos experiencias de contribución, por lo que es importante que agradezcamos el esfuerzo y confiemos en que cada vez lo irán haciendo mejor.
- Que no estén incluidos todos los miembros de la familia en el reparto de tareas o este sea desigual sin justificación. Seguro que serán capaces de comprender por qué la tarea de su hermanito pequeño es más sencilla que la suya, pero si esto no se ajusta a ningún criterio, lo verán como algo injusto y no querrán participar.
- Pedirles cosas que son demasiado simples para ellos o supervisarles en exceso, ya que pensarán que no confiamos en ellos y no les motivará a realizarlo.
- Diferenciar las tareas en función del sexo de los miembros de la familia. Aunque suene obvio, todavía hay muchas familias en las que las tareas domésticas tienen un componente machista que definitivamente tenemos que desterrar en estas generaciones.
- Hacer las cosas por ellos. Todos podemos tener un día apurado en el que no nos dé tiempo a hacer algo y agradezcamos que nos echen una mano, pero si todos los días acabamos haciendo sus tareas, nunca asumirán la responsabilidad de hacerlo. Es importante dejarles que experimenten las consecuencias naturales de no asumir sus responsabilidades. Por ejemplo, si no ponen la ropa sucia en el cesto, no la tendrán limpia.
- Premiar o castigar por hacer o no sus tareas. Va en contra de la idea de que somos un equipo y todos contribuimos. Si decidimos darles una asignación económica por tirar la basura, hacer la cama, etc., estaremos perdiendo el valor de la contribución. Darles una asignación semanal puede ser muy positivo a partir de cierta edad porque les ayuda a apreciar el valor del dinero, les enseña a administrarse, etc., pero pensamos que esta no debe ser el «sueldo» por hacer sus tareas. Así mismo, castigarles por no hacerlas no les enseña a autorregularse y ser autónomos.
¿Has pensado cuáles son las tareas en las que tus hijos e hijas podrían participar? En la siguiente tabla incluimos algunas ideas en función de la edad, pero seguro que, conociendo lo que es capaz de hacer tu hijo, podéis buscar juntos aquellas que sean más adecuadas:
| Desde los primeros pasos hasta los dos años:
o Tirar el pañal en el cubo. o Llevar su vaso o biberón a la mesa. o Ayudar a recoger los juguetes. o Poner la ropa sucia en el cesto.
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De dos a cuatro años:
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De cuatro a siete años:
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De ocho a diez:
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De diez a doce:
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A partir de doce años:
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Si quieres saber más sobre cómo crear un buen ambiente en familia, puedes leer “Emoprende en familia” (Rabanal y Serrano 2021): una guía práctica de educación positiva y consciente y participar en nuestra tribu de Up!family.
Fuente: Universidad de Padres.
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