Por: Educación 3.0.
La motricidad gruesa comprende todas esas actividades que implican movimientos de grandes grupos musculares, así como las habilidades para cambiar el cuerpo de posición y mantener el equilibrio. Es posible trabajarla en Infantil con las siguientes propuestas.
A partir de los 6 meses, los bebés comienzan a adquirir control sobre su propio cuerpo: desde utilizar el cuello hasta levantar una pierna; es uno de los primeros ejemplos de motricidad gruesa. Es importante trabajarla en edades tempranas para que los menores desarrollen su coordinación, equilibrio y fuerza corporal. Gatear, correr, saltar o caminar son algunas de las actividades que, junto con los siguientes ejercicios, ayudan a reforzar la motricidad gruesa en Infantil.
1. Calistenia
La calistenia engloba todos los ejercicios que se realizan con el propio peso sin necesidad de ningún otro material. Es un sistema de entrenamiento ideal para comenzar a trabajar la motricidad gruesa, ya que engloba actividades tan sencillas como ponerse de puntillas, saltar, andar a la pata coja o dar saltos de rana, entre otras. Una vez domine estas técnicas, podrá empezar a jugar a la rayuela, por ejemplo, o incluso, realizar circuitos con dificultades en las que hay que saltar, gatear o moverse de un lado a otro.
2. Caminar sobre una línea
Para esta actividad es necesario pegar una cinta adhesiva de aproximadamente tres metros de largo en el suelo. Primero, se debe mostrar cómo caminar sobre ella para que el menor siga el ejemplo. Finalmente, será capaz de hacerlo solo y dominar el recorrido sin salirse de la cinta. Así, mejora el equilibrio y aprende diferentes maneras de andar: también se puede animar al pequeño a que camine hacia atrás o a que salte de un lado de la cinta al otro.
3. Lanzamiento de globos
Mejora la coordinación mano-ojo y enseña a dirigir el tiro hacia un objeto con los brazos. El objetivo es lanzar un globo dentro de una caja a un metro de distancia. Para ello, el adulto muestra cómo tirarlo mediante movimientos suaves y lentos. A continuación, será el turno del niño: primero, acompañado por el adulto y después, en solitario. Cuando pueda lanzarlo sin ayuda, podrá comenzar a trabajar el lanzamiento hacia un objeto específico: una caja que debe situarse justo delante e ir moviéndose gradualmente más lejos.
4. Bolos
Con este popular juego los menores incrementan la fuerza de sus brazos y mejoran la precisión de los movimientos hacia un objeto. Se puede realizar con una pelota y cartones de leche vacíos o botellas de plástico rellenas de un poco de arena. Solo hay que colocar los seis envases en una composición 3-2-1 y situar a los pequeños a tres metros de distancia. Después de mostrarles cómo se hace, es recomendable ayudarles a que rueden la bola hasta que consigan hacerlo solos. Apuntar los cartones que derriban es una buena manera de motivarlos.
5. El juego de la carretilla
Adecuado para niños de 5 o 6 años, es ideal para mejorar la motricidad gruesa y trabajar la fuerza de los brazos. Por parejas, uno de los niños agarra los pies del otro, que apoya las manos en el suelo. De esta manera, comienza una carrera de varios metros hasta llegar a un punto. El juego puede ser más divertido aún si se introducen algunos obstáculos o algún reto, como recoger una pieza y volver al lugar de inicio en el menor tiempo posible.
6. Carrera de patatas
Consiste en llevar una patata en una cuchara durante un metro y medio de recorrido evitando que se caiga. Después de una demostración, el menor puede realizar el camino solo e, incluso, completar un circuito con un contrincante. Gracias a esta actividad se incrementa el equilibrio y el control manual y se trabaja la coordinación ojo-mano, así como la motricidad gruesa.
7. El juego del espejo
Lo principal para realizar este juego es dividir el aula en parejas: uno de ellos será el líder y otro el que le sigue; roles que irán cambiando en cada ronda. Así, el líder realizará una serie de acciones como, por ejemplo, saltar, bailar, agacharse o cantar, mientras la pareja le imita. De esta manera, se promueve la observación y la coordinación motora y, además, se trabaja el lenguaje corporal de tal forma que los menores comprendan mejor las emociones y las señales no verbales.
8. Juego de roles con animales
En una sala espaciosa todos los estudiantes deben separarse de tal forma que no se choquen unos con otros y puedan realizar todos los movimientos. El docente se convertirá en una especie de ‘hada madrina’ que les irá convirtiendo en animales. Por ejemplo, si dice que serán sapos, deben imitar los movimientos de un sapo. De esta manera se desarrolla la motricidad gruesa a la vez que se trabaja la imaginación y creatividad.
9. Escalada
La escalada tiene numerosos beneficios como superarse a uno mismo o aprender a trabajar en equipo. Además, ayuda a trabajar diversas partes del cuerpo y otros aspectos muy importantes para el desarrollo psicomotriz como el equilibrio y los reflejos. Aunque parezca un deporte para adultos, existen muchas opciones para Infantil, bien en parques con estructuras para trepar o en rocódromos especializados.
10. Estatuas
En una sala espaciosa o en el patio donde el alumnado pueda moverse libremente se debe explicar qué señal será la que les haga quedarse petrificados; puede ser, por ejemplo, que se detenga la música o que suene un silbato. Así, irán moviéndose libremente por toda la zona y al sonar la señal no podrán moverse en absoluto, ya que de no ser así, quedan eliminados. Esta actividad les hace mantenerse concentrados y refuerza su capacidad de seguir instrucciones.
Fuente: Educación 3.0.
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