“¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?”
(LS, 57)
Esta pregunta formulada por el Papa Francisco no va dirigida a la educación ni a la escuela católica sino a los poderosos de este mundo que tienen la posibilidad de diseñar y tomar las decisiones urgentes que se requieren, con mayor amplitud de miras, para prevenir los conflictos y su consecuente impacto ambiental que va acabando con el Planeta.