Por: Eva Peñafiel Pedrosa – Universidad de Padres.
Cuando hablamos de buen trato, nos estamos refiriendo al estilo de relación positiva que buscamos construir en nuestra familia. Parte de la idea de que podríamos entender las relaciones desde dos paradigmas diferentes: el que se centra en las carencias, que es lo que llamamos «mal trato» y el que se centra en las fortalezas, al que llamamos «buen trato».
Por desgracia, el mal trato a la infancia, especialmente cuando este viene de los progenitores a sus hijos e hijas, está tan normalizado en nuestra sociedad que en muchas ocasiones nos cuesta verlo. Por eso, vamos a identificar los matices que diferencian el «mal trato» del «buen trato» en torno a tres dimensiones:
- La dimensión social:se refiere a los valores que imperan en nuestra sociedad. Vemos constantemente valores que promueven el maltrato en situaciones como la guerra, la violencia, las peleas e insultos que aparecen en televisión, los debates agresivos entre políticos, etc. También vemos valores que fomentan el buen trato, como en las situaciones de cooperación, las entidades solidarias, las acciones inclusivas, etc.
- La dimensión relacional:se observa cuando los valores sociales afectan a nuestras relaciones. Así, vemos maltrato cuando existe violencia de género, machismo, acoso, violencia hacia los hijos, etc. Vemos el buen trato cuando dedicamos tiempo a escuchar a otro y comprenderle, cuando intentamos llegar a acuerdos y resolver los conflictos de manera respetuosa, cuando atendemos las necesidades de los otros, etc.
- La dimensión personal:se refiere a cómo nos relacionamos con nosotros mismos y tiene mucho que ver con nuestro autoconcepto y nuestra autoestima. Así, nos maltratamos cuando nos decimos cosas como «soy un/una inútil», «no valgo para nada», «no diré lo que pienso porque dejarán de quererme» , etc. Por el contrario, nos tratamos bien cuando nos aceptamos cómo somos y nos queremos, cuando reconocemos nuestros errores y nos enfocamos en repararlos y no en castigarnos o culparnos, aceptamos nuestros límites, etc.
¿Cómo podemos practicar el buen trato en familia?
Para empezar, estas son algunas ideas:
- Pon el foco en tu propio autocuidado:es difícil tratar bien a los demás si nosotros no estamos bien.
- Sé un ejemplo de buen trato:la mejor manera de que tus hijos e hijas aprendan a tratar bien a los demás es a través de tu ejemplo y siendo bien tratados.
- Identifica tus errores y enfócate en repararlos:debemos ser conscientes de que llevamos integrados en nuestros estilos educativos muchas formas de maltrato hacia la infancia y puede costarnos liberarnos de ellos. Es normal que a veces no salgan las cosas como nos gustaría. Por eso, si identificamos que no hemos tratado bien, podemos pedir y recuperar la conexión.
- Pregúntate:«¿esto se lo diría/haría a un adulto?», «¿aceptaría que me lo dijesen/hiciesen a mí?». Si la respuesta es «no», probablemente no sea buen trato.
- Da muestras conscientes de buen trato hacia tus hijos e hijas,por ejemplo, mírale a los ojos, escúchale, dale muestras de cariño, agradece su colaboración, pide por favor su cooperación, etc.
- Sé sensible a sus necesidades para poder atenderlas:hablar de las cosas que todos necesitamos es importante para poder ayudarnos mutuamente. Como mamás o papás, debemos ser un apoyo para ellos. Es importante no confundir estas necesidades con caprichos o deseos, que no siempre podrán ser atendidos.
- Da muestras de afecto y reconocimiento:es importante mostrar nuestro amor incondicional hacia ellos: aunque no siempre lo hagamos bien, nuestro amor no debe ser cuestionado.
- Establece límites claros y consensuados:ser demasiado autoritario o demasiado permisivo no es respetuoso con la infancia.
- Respeta las diferencias individuales de cada uno y céntrate en sus fortalezas:ten en cuenta que cada momento evolutivo tiene unas características y unas necesidades diferentes, por lo que es necesario conocerlas y respetarlas.
- Dedica tiempo de conexióncon cada miembro de la familia para jugar, charlar, hacer planes, etc.
- Promueve la cooperaciónestableciendo rutinas, asignando tareas, etc. Cuando aceptamos que somos un equipo y que todos contribuimos al bienestar de los demás, las prácticas de buen trato salen solas.
Conclusión
Estas son solo algunas ideas para tratar de mejorar el buen trato en nuestra familia. Las relaciones basadas en el buen trato son mucho más satisfactorias y los conflictos disminuyen y se solucionan con más facilidad. Los niños y niñas necesitan crecer sabiendo que pueden confiar en nosotros y que son queridos y valiosos para nosotros.
Practicar el buen trato nos permitirá cubrir su necesidad de sentirse seguros, de sentir que pertenecen a un grupo y que son seres únicos, lo que favorecerá un desarrollo equilibrado y feliz. Lo que hacemos, lo que decimos y lo que sentimos será clave para poder lograrlo.
Fuente: UP.
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