El momento de la comida es un problema para muchas familias. Hay niños a los que les cuesta probar alimentos nuevos, son muy remolones o sólo quieren comer las mismas cosas.
1.- Detecta cuál es el problema. No todos los niños comen mal por la misma razón por lo que tendrás que analizar la situación concreta de tu hijo. Puede ser que no le gusten sabores, no tiene hambre, está cansado… Esto es habitual cuando se pasa el día fuera. Normalmente se come peor, hay muchas actividades, más excitación… En estos casos es normal que no tenga hambre y que lo que necesite sea dormir.
Queremos advertirte de un riesgo. Si tu hijo no quiere comer y empleas técnicas de distracción como contarle un cuento, hacer el avión o similares, tu hijo puede acabar dependiendo de ese tipo de juegos y de ti para comer.
3.- Hazle partícipe. Que tu hijo tome un papel activo en lo relativo a la comida es muy positivo. Veamos algunas ideas para conseguirlo:
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Involucrándolo en la elaboración del menú. Una vez tengas ideado el menú puedes pedirle que lo ponga por escrito y que lo decore para colgarlo en la nevera. Esto le entretiene y le ayuda a anticipar lo que toca para comer.
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Haciendo la lista de la compra y yendo a comprar. Sobre el menú ideado, puede listar los alimentos que serán necesarios y responsabilizarse de encontrar algunos de ellos en el supermercado.
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Cocinando. Los niños cuando son pequeños sienten curiosidad por casi todo y además les encanta imitar a los padres. Una buena forma de que estén en contacto con distintos alimentos y que coma con más interés es mediante el cocinado. Depende de la edad pero desde pequeños pueden batir un huevo, remover, ir leyendo la receta para que no se te olvide ningún paso…
1º El plato que menos le gusta. Se sirve poca cantidad para que se vaya acostumbrando poco a poco al sabor, textura… Cuando se lo acabe, se le ofrece un poco más pero si no quiere, no se insiste.
2º El plato que más le gusta.
Es importante que no hagas comidas “al gusto de cada uno”. Se debe comer lo que se ha programado. Si tienen otras opciones nunca se animaran a probar cosas nuevas.
6.- Consecuencias. Si tienes un hijo que come regular o mal puedes hacer uso de los incentivos como motivador ante las mejorías por pequeñas que sean. Además, si la consecuencia está relacionada con la comida, mucho mejor. Algunos ejemplos pueden ser: elegir una comida a su gusto, comprar algo en el supermercado que le apetezca, hacer una receta juntos… Es una buena forma de motivar además de ser constructiva.
8.- Si tu hijo es muy remolón o come demasiado lento, puedes utilizar la técnica del reloj. Consiste en mostrarle un reloj, preferiblemente de agujas, e indicarle que cuando la aguja llegue a tal número se habrá acabado la hora de comer. Si en ese tiempo no se ha comido todo, se retira el plato y se guarda lo sobrante para la siguiente vez. Debemos darle tiempo suficiente, aunque no excesivo, e irle avisando cada rato simplemente diciéndole que ya se le va agotando el tiempo.
Como siempre decimos, este tipo de técnicas o estrategias son avisadas con antelación.
10.- Si quieres confeccionarles menús sanos y equilibrados, así como ahondar en el tema de la alimentación, te recomendamos este capítulo: “Cuida tu dieta y adquiere buenos hábitos de alimentación”.
Consultado en: https://www.educamosenfamilia.com/post/mi-hijo-come-mal-qué-puedo-hacer Fecha de consulta: 24/09/2024