Oscar A. Pérez Sayago
- En primer lugar, es necesario considerar la Casa Común como un todo vivo y sistémico, en el que todas las partes son interdependientes y están interrelacionadas.
- Cuidar la Casa Común es mantener las condiciones preexistentes desde hace millones y millones de años que propician su continuidad como Gaia: la atmósfera, la biosfera, los suelos con sus nutrientes, las aguas limpias, los aires no contaminados, sus relaciones de cooperación y de respeto con la naturaleza y la convivencia pacífica entre los pueblos y personas.
- Cuidar cada ecosistema es comprender las singularidades de cada biorregión.
- Cuidar la Casa Común es principalmente cuidar su integridad y vitalidad.
- Cuidar la Casa Común es cuidar de los bienes y servicios comunes que gratuitamente ofrece a todos los seres vivos, como el agua, el suelo, los nutrientes, el aire, las semillas, las fibras, el clima, etcétera.
- Cuidar la Casa Común implica cuidar decididamente nuestros océanos.
- Cuidar la Casa Común es cuidar de su incontable biodiversidad, de su belleza, de sus paisajes, del esplendor de los bosques, del encanto de sus flores, de la exuberante biodiversidad de los seres vivos de la fauna y de la flora.
- Cuidar la Casa Común es cuidar de su mejor producto que somos los seres humanos, hombres y mujeres, especialmente los más vulnerables.
- Cuidar la Casa Común es cuidar los sueños y utopías que suscita en nosotros.
- Cuidar la Casa Común es cuidar de lo sagrado que arde en nosotros y nos convence de que es mejor abrazar al otro que rechazarlo, y que la vida vale más que todas las riquezas de este mundo.
