Por: Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
El Santo Padre recibió en audiencia a una delegación del Real Club de Tenis de Barcelona, España, con motivo del 125 aniversario de su fundación y los animó a seguir trabajando por el desarrollo humano integral con el deporte como un instrumento para lograrlo.
El tenis, no siendo un juego de equipo, sino individual o por parejas, plantea una faceta interesante para la reflexión sobre las oportunidades que ofrece el deporte para el crecimiento de cada persona y de la sociedad. Así lo planteó el Papa Francisco en su breve saludo a los miembros del Real Club de Tenis de Barcelona, con quienes se reunió el lunes 29 de enero por la mañana en el Vaticano.
Apartándose del texto escrito, el Santo Padre felicitó a los italianos “porque ayer ganaron en Australia”, refiriéndose a la victoria del tenista Jannik Sinner en el Abierto del domingo 28.
“Parecería que la confrontación de los jugadores tenga que ver sobre todo con el afán de quedar por encima del contrincante”, añadió el Pontífice. “Sin embargo, asomándonos a la historia de vuestro club se puede apreciar que, en realidad, desde su origen inglés, es expresión de la apertura de los fundadores a lo bueno que podía venir del exterior y a un diálogo con otras culturas, que les permitió dar vida a nuevas realidades”, comentó.
Francisco subrayó que “esta es una lección tan válida para nuestros días como lo fue hace 125 años. Ni en el tenis ni en la vida podemos ganar siempre, pero será un combate enriquecedor si, jugando de forma educada y según las reglas, aprendemos que no es un combate sino un diálogo que implica nuestro esfuerzo y nos permite superarnos”. De manera espontánea, el Sucesor de Pedro los incentivó a concebir el deporte no solo como un combate sino también como un diálogo que, “en el caso del tenis, tantas veces llega a ser artístico”.
“En el campo de juego como en la existencia, a veces nos sentimos solos, otras veces sostenidos por quien juega con nosotros este partido de la vida”, sostuvo. Pero acotó que “incluso cuando jugamos en ‘individuales’, estamos siempre en la presencia del Señor que nos enseña lo que significa el respeto, la comprensión y la necesidad de una comunicación constante con el otro”.
En la última parte de su alocución, Bergoglio recordó que este club ha formado figuras del tenis internacional y es un gran reto, “pero cuando trabajamos con estos niños, que sueñan con un porvenir deportivo de excelencia, las exigencias del entrenamiento no pueden estar por encima de su crecimiento integral; no hay nada más importante que ese desarrollo humano y espiritual”. En este sentido, aseveró que el deporte tiene que ayudar al desarrollo, no ser el centro, sino ayudar a ello. Por este motivo, el Obispo de Roma les exhortó a cuidar de los niños, “de aquellos que pueden beneficiarse de los valores del deporte en ámbitos sociales complejos y también de quienes podrían llegar a triunfar en la alta competición” y les impartió la bendición apostólica.