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“De la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando al otro de la mano”

Puertas afuera, el calor abrasador no parece desanimar a los miles de turistas que, a pleno sol, comparten largas filas para ingresar al Vaticano. A unos pocos metros, en Santa Marta, su abultada agenda se cumple paso a paso. Algún que otro movimiento parece anunciar que está por llegar. Francisco, su Santidad, el Papa argentino, uno de los líderes que hoy marca la agenda social y política del mundo, viene caminando con una sonrisa radiante. Se lo nota recuperado. Consciente de todas las transformaciones instrumentadas durante sus nueve años de papado y con una mirada a largo plazo acerca del futuro de la humanidad, de la fe y de la necesidad de respuestas nuevas. Al ingresar juntos al salón, en el que todo está dispuesto para una histórica entrevista con la Agencia Nacional de Noticias Télam, que transcurrirá durante una hora y media, sé que en esta tarde de junio estoy viviendo un momento excepcional y único.

«La Iglesia latinoamericana tiene una historia de cercanía al pueblo muy grande»

Francisco, usted fue una de las voces más importantes en un período de muchísima soledad y miedo en el mundo, durante la pandemia. Supo catalogarla como las limitaciones de un mundo en crisis en lo económico, social y político. Y en ese momento dijo una frase: “nunca se sale de igual de una crisis, se sale mejor o se sale peor”. ¿Cómo cree que estamos saliendo? ¿Hacia dónde nos dirigimos?

No me está gustando. En algunos sectores se ha crecido, pero en general no me gusta porque se ha vuelto selectivo. Fijate, el solo hecho de que África no tenga las vacunas o tenga las mínimas dosis quiere decir que la salvación de la enfermedad también fue dosificada por otros intereses. Que África esté tan necesitada de vacunas indica que algo no funcionó. Cuando digo que nunca se sale igual, es porque la crisis necesariamente te cambia. Más aún, las crisis son momentos de la vida donde uno da un paso adelante. Está la crisis de la adolescencia, la de la mayoría de edad, la de los 40. La vida te va marcando etapas con las crisis. Porque la crisis te pone en movimiento, te hace bailar. Y uno tiene que saber asumirlas, porque si no lo hacés las transformás en conflicto. Y el conflicto es algo cerrado, busca la solución dentro de sí y se destruye a sí mismo. En cambio, la crisis es necesariamente abierta, te hace crecer. Una de las cosas más serias en la vida es saber vivir una crisis, no con amargura. Bueno, ¿cómo vivimos la crisis? Cada uno lo hizo como pudo. Hubo héroes, puedo hablar de lo que acá tenía más cerca: los médicos, enfermeros, enfermeras, curas, monjas, laicos, laicas que realmente dieron la vida. Algunos murieron. Creo que en Italia murieron más de sesenta. Dar la vida por los demás es una de las cosas que apareció en esta crisis. Los curas también se portaron bien, en general, porque las iglesias estaban cerradas, pero llamaban por teléfono a la gente. Hubo curas jóvenes que les preguntaban a los viejitos qué necesitaban del mercado y les hacían las compras. O sea, las crisis te obligan a solidarizarte porque todos están en crisis. Y de ahí se crece.

Muchos pensaban que la pandemia había marcado límites: a la extrema desigualdad, a la despreocupación por el calentamiento global, al individualismo exacerbado, al mal funcionamiento de los sistemas políticos y de representación. Sin embargo, existen sectores que insisten en reconstruir las condiciones previas a la pandemia.

No podemos volver a la falsa seguridad de las estructuras políticas y económicas que teníamos antes. Así como digo que de la crisis no se sale igual, sino que se sale mejor o peor, también digo que de la crisis no se sale solo. O salimos todos o no sale ninguno. La pretensión que un solo grupo salga de la crisis, por ahí te puede dar una salvación, pero es una salvación parcial, económica, política o de ciertos sectores de poder. Pero no se sale totalmente. Quedás aprisionado por la opción de poder que hiciste. Lo transformaste en un negocio, por ejemplo, o culturalmente te fortaleciste en el momento de la crisis. Usar la crisis para el propio provecho es salir mal de la crisis y, sobre todo, es salir solo. De la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando la mano del otro. Si no lo hacés, no podés salir. Entonces, ahí está lo social de la crisis. Esta es una crisis de civilización. Y ocurre que la naturaleza también está en crisis. Recuerdo que hace unos años recibí a varios jefes de gobierno y de Estado de los países de la Polinesia. Y uno de ellos decía: “Nuestro país está pensando en comprar tierras en Samoa, porque dentro de 25 años quizás no existamos porque está creciendo mucho el mar”. No nos damos cuenta, pero hay un dicho español que nos tiene que hacer pensar: Dios perdona siempre. Quédense tranquilos que Dios perdona siempre y nosotros, los hombres, perdonamos de vez en cuando. Pero la naturaleza no perdona nunca. Se la cobra. Vos usas la naturaleza y se te viene encima. Un mundo recalentado también nos saca de la construcción de una sociedad justa, fraterna. Está la crisis, la pandemia y el Covid famoso. Cuando yo estudiaba, lo que más te causaban los virus “corona” era un resfrío. Pero luego fueron mutando y pasó lo que pasó. Es curiosísimo lo de la mutación de los virus, porque estamos ante una crisis viral, pero también una crisis mundial. Una crisis mundial en nuestra relación con el universo. No vivimos en armonía con la creación, con el universo. Y lo abofeteamos a cada rato. Usamos mal nuestras fuerzas. Hay gente que no se imagina el peligro que hoy vive la humanidad con este recalentamiento y manoseo de la naturaleza. Voy a contar una experiencia personal: en 2007 estaba en el equipo de redacción del Documento de Aparecida y entonces llegaban las propuestas de los brasileños hablando del cuidado de la naturaleza. “Pero estos brasileños, ¿qué tienen en la cabeza?”, me preguntaba en aquel momento, no entendía nada de esto. Pero me fui despertando de a poco y ahí me vino la inquietud de escribir algo. Con los años, cuando viajé a Estrasburgo el presidente François Hollande mandó a recibirme a su ministra de medioambiente, quien en aquel momento era Ségolène Royale. En un momento me preguntó: “¿Es verdad que usted está escribiendo algo sobre el ambiente?”. Cuando le dije que sí, me pidió: “Por favor, publíquelo antes de la Conferencia de París”. Entonces, me volví a reunir con los científicos que me dieron un borrador, después me junté con los teólogos que me entregaron otro borrador, y así salió el “Laudato si”. Fue una exigencia para crear la consciencia de que estamos abofeteando a la naturaleza. Y la naturaleza se la va a cobrar… Se la está cobrando.

En la encíclica “Laudato si” advierte que muchas veces se habla de ecología, pero separándola de las condiciones sociales y de desarrollo. ¿Cuáles serían esas nuevas reglas en términos económicos, sociales y políticos, en medio de lo que ha llamado una crisis de civilización y con una Tierra que, además, dice “no doy más”?

Está todo unido, es armónico. No podés pensar a la persona humana sin la naturaleza y no podés pensar a la naturaleza sin la persona humana. Es como aquel pasaje del Génesis: “Crezcan, multiplíquense y dominen la Tierra”. Dominar es entrar en armonía con la Tierra para hacerla fructificar. Y nosotros tenemos esa vocación. Hay una expresión de los aborígenes del Amazonas que me encanta: “el vivir bien”. Ellos tienen esa filosofía del vivir bien, que no tiene nada que ver con nuestro porteño “pasarla bien” ni con la “dolce vita” italiana. Para ellos se trata de vivir en armonía con la naturaleza. Acá hace falta una opción interior de las personas y los países. Una conversión, diríamos. Cuando me decían que “Laudato si” era una linda encíclica ambiental, les contestaba que no, que se trataba de “una encíclica social”. Porque no podemos separar lo social de lo ambiental. La vida de los hombres y las mujeres se desarrolla dentro de un ambiente. Me viene un dicho español, espero que no sea demasiado guarango, que dice “el que escupe al cielo, en la cara se le cae”. El maltrato a la naturaleza es un poco esto. La naturaleza se la cobra. Repito: la naturaleza no perdona nunca, pero no porque sea vengativa, sino porque ponemos en marcha procesos de degeneración que no están en armonía con nuestro ser. Hace unos años me quedé helado cuando vi la foto de un barco que había pasado por el Polo Norte por primera vez. ¡El Polo Norte navegable! ¿Qué quiere decir esto? Que los hielos se están destruyendo, se están disolviendo, por el calentamiento. Cuando se ven esas cosas, tenemos que frenarnos. Y son los jóvenes los que más lo perciben. Nosotros, los grandes, estamos mal acostumbrados, “no es para tanto” decimos o, simplemente, no entendemos.

JÓVENES, POLÍTICA Y DISCURSO DE ODIO

Los jóvenes, como señala, parecen tener una mayor conciencia ecológica, pero da la sensación que, muchas veces, es segmentada. Hoy se observa menor compromiso político, e incluso a la hora de votar la participación es muy baja entre los menores de 35 años. ¿Qué les diría a esos jóvenes? ¿Cómo ayudar a reconstruirles la esperanza?

Ahí tocaste un punto difícil, que es el descompromiso político de los jóvenes. ¿Por qué no se comprometen en política, por qué no se la juegan? Porque están como desanimados. Han visto -no digo todos, por Dios- situaciones de arreglos mafiosos y de corrupción. Cuando los jóvenes de un país ven, como se dice, que “se vende hasta a la madre” con tal de hacer un negocio, entonces baja la cultura política. Y por eso no quieren meterse en política. Y sin embargo los necesitamos porque son ellos los que tienen que plantear la salvación a las políticas universales. ¿Y por qué la salvación? Porque si no cambiamos de actitud con el ambiente, nos vamos todos al pozo. En diciembre tuvimos un encuentro científico-teológico sobre esta situación ambiental. Y recuerdo que el jefe de la Academia de Ciencia de Italia dijo: “si esto no cambia, mi nieta que nació ayer va a tener que vivir dentro de 30 años en un mundo inhabitable”. Por eso le digo a los jóvenes que no es solo la protesta, también deben buscar la manera de hacerse cargo de los procesos que nos ayuden a sobrevivir.

¿Considera que parte de la frustración de algunos jóvenes hace que sean seducidos por discursos de odio y opciones políticas extremas?

El proceso de un país, el proceso de desarrollo social, económico y político, necesita de una continua revaloración y un continuo choque con los otros. El mundo político es ese choque de ideas, de posiciones, que nos purifica y nos hace ir juntos adelante. Los jóvenes tienen que aprender esta ciencia de la política, de la convivencia, pero también de la lucha política que nos purifica de egoísmos y nos lleva adelante. Es importante ayudar a los jóvenes en ese compromiso socio-político y, también, a que no les vendan un buzón. Aunque hoy día, creo que la juventud está más avivada. En mis tiempos, no nos vendían un buzón, nos vendían el Correo Central. Hoy están más despiertos, son más vivos. Yo confío mucho en la juventud. “Sí, pero qué sé yo, no vienen a misa”, me dice por ahí un cura. Yo contesto que hay que ayudarlos a crecer y acompañarlos. Después, Dios le hablará a cada uno. Pero hay que dejarlos crecer. Si los jóvenes no son los protagonistas de la Historia, estamos fritos. Porque ellos son el presente y el futuro.

Hace unos días usted hablaba de la importancia del diálogo intergeneracional.

Sobre esto me quiero permitir una cosa que siempre me gusta destacar: tenemos que reinstaurar el diálogo de los jóvenes con los viejos. Los jóvenes necesitan dialogar con sus raíces y los viejos necesitan darse cuenta que dejan herencia. El joven cuando se encuentra con el abuelo o la abuela recibe savia, recibe cosas y se las lleva adelante. Y el viejo, cuando se encuentra con el nieto o la nieta, tiene esperanza. Bernárdez tiene un verso muy lindo, no sé de qué poema, que dice: “Todo lo que el árbol tiene de florido le viene de aquello que tiene soterrado”. No dice “las flores vienen de allá abajo”. No, las flores están arriba. Pero ese diálogo de arriba a abajo, de tomar de las raíces y llevar adelante, es el verdadero sentido de la tradición. También me impresionó una frase del compositor Gustav Mahler: “La tradición es la garantía del futuro”. No es una pieza de museo. Es aquello que te da vida, siempre y cuando te haga crecer. Otra cosa es el ir hacia atrás, eso es un conservadurismo malsano. “Porque siempre se hizo así, yo no me juego por un paso adelante”, razonan. Quizás esto necesite más explicación, pero voy a lo esencial del diálogo de los jóvenes con los viejos, porque de ahí se toma el verdadero sentido de la tradición. No es tradicionalismo. Es la tradición que te hace crecer, es la garantía del futuro.

LOS MALES DE LA ÉPOCA

Francisco, usted suele describir tres males de la época: el narcisismo, el desánimo y el pesimismo. ¿Cómo se los combate?

Esas tres cosas que nombraste – narcisismo, desánimo y pesimismo – entran en lo que se llama la psicología del espejo. Narciso, claro, miraba el espejo. Y ese mirarse no es mirar hacia adelante, sino volverse sobre sí mismo y estar continuamente lamiendo la propia llaga. Cuando, en realidad, lo que te hace crecer es la filosofía de la alteridad. Cuando no hay confrontación en la vida no se crece. Esas tres cosas que mencionaste son las del espejo: yo veo para mirarme a mí mismo y lamentarme. Recuerdo a una monja que vivía quejándose y en el convento la llamaban “Sor Lamentela”. Bueno, hay gente que se lamenta continuamente de los males de la época. Pero hay algo que ayuda mucho contra este narcisismo, desánimo y pesimismo, que es el sentido del humor. Es lo que más humaniza. Hay una oración muy linda de Santo Tomás Moro, que yo rezo todos los días desde hace más de 40 años, que empieza pidiendo “Dame, Señor, una buena digestión y también algo que digerir. Dame sentido del humor, que sepa apreciar un chiste”. El sentido del humor relativiza tanto y hace tanto bien. Eso va contra ese espíritu de pesimismo, de “lamentela”. Era Narciso, ¿no? Volver sobre el espejo. Narcisismo típico.

Hacia 2014 ya sostenía que el mundo estaba entrando en una Tercera Guerra Mundial y hoy la realidad no hace más que confirmar sus pronósticos. ¿La falta de diálogo y de escucha son un agravante en la situación actual?

La expresión que utilicé aquella vez fue “guerra mundial a pedacitos”. Esto de Ucrania lo vivimos de cerca y por eso nos alarmamos, pero pensemos en Ruanda hace 25 años, Siria desde hace 10, Líbano con sus luchas internas o Myanmar hoy mismo. Esto que vemos está sucediendo desde hace tiempo. Una guerra, lamentablemente, es una crueldad al día. En la guerra no se baila el minué, se mata. Y hay toda una estructura de venta de armas que lo favorece. Una persona que sabía de estadísticas me dijo, no me acuerdo bien los números, que, si durante un año no se fabricaran armas, no habría hambre en el mundo. Creo que llegó el momento de repensar el concepto de “guerra justa”. Puede haber una guerra justa, hay derecho a defenderse, pero como se usa hoy día ese concepto hay que repensarlo. Yo he declarado que el uso y la posesión de armas nucleares es inmoral. Resolver las cosas con una guerra es decirle no a la capacidad de diálogo, de ser constructivos, que tienen los hombres. Es muy importante esa capacidad de diálogo. Salgo de la guerra y voy al comportamiento común. Fijate cuando estás hablando con algunas personas y antes que termines, te interrumpen y te contestan. No sabemos escucharnos. No le permitimos al otro que diga lo suyo. Hay que escuchar. Escuchar lo que dice, recibir. Declaramos la guerra antes, es decir, cortamos el diálogo. Porque la guerra es esencialmente una falta de diálogo. Cuando en el 2014 fui a Redipuglia, por el centenario de la guerra de 1914, vi en el cementerio la edad de los muertos y lloré. Ese día lloré. Un 2 de noviembre, algunos años después, fui al cementerio de Anzio y cuando vi la edad de aquellos chicos muertos, también lloré. No me avergüenzo de decirlo. Qué crueldad. Y cuando se conmemoró el aniversario del desembarco en Normandía, pensaba en los 30.000 muchachos que quedaron sin vida en la playa. Abrían las barcas y “a bajar, a bajar”, les ordenaban mientras los nazis los esperaban. ¿Se justifica eso? Visitar los cementerios militares en Europa ayuda a caer en la cuenta de esto. 

LA CRISIS DE LAS INSTITUCIONES

¿Acaso están fallando los organismos multilaterales ante estas guerras? ¿Es posible conseguir la paz a través de ellos? ¿Es factible buscar soluciones conjuntas?

Después de la Segunda Guerra Mundial hubo mucha esperanza en las Naciones Unidas. No quiero ofender, sé que hay gente muy buena que trabaja, pero en este punto no tiene poder para imponerse. Ayuda sí para evitar guerras y pienso en Chipre, donde hay tropas argentinas. Pero para parar una guerra, para resolver una situación de conflicto como la que estamos viviendo hoy en Europa, o como las que se vivieron en otros lugares del mundo, no tiene poder. Sin ofender. Es que la constitución que tiene no le da poder. 

¿Han cambiado los poderes en el mundo? ¿Se modificó el peso de algunas instituciones?

Es una pregunta que no quiero universalizar mucho. Quiero decir así: hay instituciones beneméritas que están en crisis o, peor, que están en conflicto. Las que están en crisis me dan esperanzas de un posible progreso. Pero las que están en conflicto se involucran en resolver asuntos internos. En este momento hace falta valentía y creatividad. Sin esas dos cosas, no vamos a tener instituciones internacionales que puedan ayudarnos a superar estos conflictos tan graves, estas situaciones de muerte.

TIEMPO DE BALANCE

En 2023 se cumplen 10 años de su designación en el Vaticano, un aniversario ideal para trazar un balance. ¿Pudo cumplir todos sus objetivos? ¿Qué proyectos quedan pendientes?

Las cosas que hice no las inventé ni las soñé después de una noche de indigestión. Recogí todo lo que los cardenales habíamos dicho en las reuniones pre-cónclave, que debía hacer el próximo Papa. Entonces dijimos las cosas que había que cambiar, los puntos que había que tocar. Lo que puse en marcha fue eso que se pidió. No creo que haya habido nada original mío, sino poner en marcha lo que se pidió entre todos. Por ejemplo, en la parte de Reforma de la Curia terminó con la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, que después de 8 años y medio de trabajo y consulta se logró poner lo que habían pedido los cardenales, cambios que ya se iban poniendo en práctica. Hoy día hay una experiencia de tipo misionero. Praedicate Evangelium, es decir, “sean misioneros”. Prediquen la palabra de Dios. O sea, que lo esencial es salir. Curioso: en esas reuniones hubo un cardenal que dijo que en el texto del Apocalipsis Jesús dice: “estoy en la puerta y llamo. Si alguno me abre, entraré”. Él entonces dijo “Jesús sigue golpeando, pero para que lo dejemos salir, porque lo tenemos aprisionado”. Eso es lo que se pidió en esas reuniones de cardenales. Y cuando fui elegido, lo puse en marcha. A los pocos meses, se hicieron consultas hasta que se armó la nueva Constitución. Y mientras tanto se iban haciendo los cambios. O sea, no son ideas mías. Eso que quede claro. Son ideas de todo el Colegio Cardenalicio que pidió eso. 

Pero hay una impronta suya, se observa una impronta de la iglesia latinoamericana…

Eso sí. 

¿En qué posibilitó esa perspectiva los cambios que se están viendo hoy?

La Iglesia latinoamericana tiene una historia de cercanía al pueblo muy grande. Si tomamos las conferencias episcopales – la primera en Medellín, después Puebla, Santo Domingo y Aparecida – siempre fue en diálogo con el pueblo de Dios. Y eso ayudó mucho. Es una Iglesia popular, en el sentido real de la palabra. Es una Iglesia del pueblo de Dios, que se desnaturalizó cuando el pueblo no podía expresarse y terminó siendo una Iglesia de capataces de estancia, con los agentes pastorales que mandaban. El pueblo se fue expresando cada vez más en lo religioso y terminó siendo protagonista de su historia. Hay un filósofo argentino, Rodolfo Kush, que es el que mejor captó lo que es un pueblo. Como sé que me van a escuchar, recomiendo la lectura de Kush. Es uno de los grandes cerebros argentinos Tiene libros sobre la filosofía del pueblo. En parte, esto es lo que vivió la iglesia latinoamericana, aunque tuvo conatos de ideologización, como el instrumento de análisis marxista de la realidad para la Teología de la Liberación. Fue una instrumentalización ideológica, un camino de liberación – digamos así – de la iglesia popular latinoamericana. Pero una cosa son los pueblos y otra son los populismos.

LAS ENSEÑANZAS DE LAS PERIFERIAS

¿Cómo sería la diferencia entre ambos?

En Europa lo tengo que expresar continuamente. Acá tienen una experiencia de populismo muy triste. Hay un libro que salió ahora, “Síndrome 1933”, que muestra cómo se fue gestando el populismo de Hitler. Entonces, me gusta decir: no confundamos populismo con popularismo. Popularismo es cuando el pueblo lleva adelante sus cosas, expresa lo suyo en diálogo y es soberano. El populismo es una ideología que aglutina al pueblo, que se mete a reagruparlo en una dirección. Y acá cuando les hablás de fascismo y nazismo entienden en ese aspecto lo que es un populismo. La Iglesia latinoamericana tiene aspectos de sujeción ideológica en algunos casos. Los ha habido y los seguirá habiendo porque eso es una limitación humana. Pero es una Iglesia que pudo y puede expresar cada vez mejor su piedad popular, por ejemplo, su religiosidad y su organización popular. Cuando vos encontrás que a las patronales del Milagro de Salta te bajan los Misachicos desde 3 mil metros, hay ahí una entidad religiosa que no es superstición, porque se sienten identificados con eso. La Iglesia latinoamericana ha crecido mucho en esto. Y también es una Iglesia que supo cultivar las periferias, porque la verdadera realidad se ve desde allí.

¿Por qué la verdadera transformación viene de la periferia? 

Me llamó la atención una conferencia que escuché de Amelia Podetti, una filósofa que ya falleció, en la que dijo: “Europa vio el Universo cuando Magallanes llegó al Sur”. O sea, desde la periferia más grande, se entendió a sí misma. La periferia nos hace entender el centro. Podrán estar de acuerdo o no, pero si vos querés saber lo que siente un pueblo, andá a la periferia. Las periferias existenciales, no sólo las sociales. Andá a los viejos jubilados, a los chicos, andá a los barrios, andá a las fábricas, a las universidades, andá donde se juega el día a día. Y ahí se muestra el pueblo. Los lugares donde el pueblo se puede expresar con mayor libertad. Para mí esto es clave. Una política desde el pueblo que no es populismo. Respetar los valores del pueblo, respetar el ritmo y la riqueza de un pueblo. 

En los últimos años Latinoamérica comenzó a mostrar alternativas al neoliberalismo a partir de la construcción de proyectos populares e inclusivos. ¿Cómo ve a Latinoamérica como región?

Latinoamérica todavía está en ese camino lento, de lucha, del sueño de San Martín y Bolívar por la unidad de la región. Siempre fue víctima, y será víctima hasta que no se termine de liberar, de imperialismos explotadores. Eso lo tienen todos los países. No quiero mencionarlos porque son tan obvios que todo el mundo los ve. El sueño de San Martín y Bolívar es una profecía, ese encuentro de todo el pueblo latinoamericano, más allá de la ideología, con la soberanía. Esto es lo que hay que trabajar para lograr la unidad latinoamericana. Donde cada pueblo se sienta a sí mismo con su identidad y, a la vez, necesitado de la identidad del otro. No es fácil.

Usted señala un camino a partir de ciertos principios políticos.

Ahí hay cuatro principios políticos que a mí me ayudan, no solo para esto sino incluso para resolver cosas de la Iglesia. Cuatro principios que son filosóficos, políticos o sociales, lo que quieras. Los voy a mencionar: “La realidad es superior a la idea”, o sea, cuando te vas por los idealismos, perdiste; es la realidad, tocar la realidad. “El todo es superior a la parte”, es decir, buscar siempre la unidad del todo. “La unidad es superior al conflicto”, o sea, cuando privilegiás los conflictos, dañás la unidad. “El tiempo es superior al espacio”, fijate que los imperialismos siempre buscan ocupar espacios y la grandeza de los pueblos es iniciar procesos. Estos cuatro principios siempre me ayudaron para entender a un país, a una cultura o a la Iglesia. Son principios humanos, de integración. Y hay otros principios que son más ideológicos, de desintegración. Pero reflexionar sobre esos cuatro principios ayuda mucho. 

MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

Usted sea, tal vez, la voz más importante en el mundo en términos de liderazgo social y político. ¿A veces siente que, desde su voz disonante, tiene la posibilidad de cambiar muchas cosas?

Que es disonante, algunas veces lo sentí. Creo que mi voz puede cambiar… pero no me la creo mucho porque te puede hacer daño eso. Yo digo lo que siento delante de Dios, delante de los demás, con honestidad y con el deseo de que sirva. No me preocupa tanto si va a cambiar o no va a cambiar cosas. Me cuadra más el decir las cosas y el ayudar a que se cambien solas. Creo que en el mundo existe, y en Latinoamérica en especial, una gran fuerza para cambiar las cosas con estos cuatro principios que recién dije. Y, es verdad, si hablo yo todos dicen “habló el Papa y dijo esto”. Pero también es cierto que te agarran una frase fuera de contexto y te hacen asegurar lo que no quisiste decir. O sea, hay que tener mucho cuidado. Por ejemplo, con la guerra hubo toda una disputa por una declaración que hice en una revista jesuita: dije “aquí no hay buenos ni malos” y expliqué por qué. Pero se tomó esa frase sola y dijeron “¡El Papa no condena a Putin!”. La realidad es que el estado de guerra es algo mucho más universal, más serio, y aquí no hay buenos ni malos. Todos estamos involucrados y eso es lo que tenemos que aprender. 

El mundo se ha vuelto cada vez más desigual y eso se refleja también en los medios de comunicación que a partir de una gran concentración empresarial y de las plataformas digitales y redes sociales son cada vez más poderosas en términos de producción de discurso. En este contexto, ¿cuál cree que debería ser el papel de los medios?

Tomo el principio de “la realidad es superior a la idea”. Me viene a la mente un libro que escribió la filósofa Simone Paganini, una profesora de la Universidad de Aachen, donde habla de la comunicación y de las tensiones que existen entre el autor de un libro, el lector y la fuerza del propio libro. Ella plantea que tanto en la comunicación como en la lectura del libro se va desarrollando una tensión. Y eso en la comunicación es clave. Porque, de alguna manera, la comunicación tiene que entrar en una relación de sana tensión, que haga pensar al otro y lo lleve a responder. Si no existe esto, es sólo información. La comunicación humana – y habla de periodistas, comunicadores, lo que sea – tiene que entrar en la dinámica de esa tensión. Tenemos que ser muy conscientes que comunicar es involucrarnos. Y ser muy conscientes de la necesidad de involucrarnos bien. Por ejemplo, está la objetividad. Yo comunico una cosa y digo: “pasó esto, pienso esto”. Ahí me juego yo, y me abro a la respuesta del otro. Pero si yo comunico lo que pasó podándolo, y sin decir que lo estoy podando, soy deshonesto porque no comunico una verdad. No se puede comunicar objetivamente una verdad porque si la estoy comunicando yo, le voy a meter mi salsa. Por eso es importante distinguir “pasó esto y pienso que es esto”. Hoy, lamentablemente, el “pienso” lleva a deformar la realidad. Y esto es muy serio.

Usted en varias oportunidades ha hablado de los pecados de la comunicación.

Esto lo dije por primera vez en una conferencia realizada en Buenos Aires cuando era arzobispo. Se me ocurrió hablar de los cuatro pecados de la comunicación, del periodismo. Primero, la desinformación: decir lo que me conviene y callarme lo otro. No, decí todo, no podés desinformar. Segundo, la calumnia. Se inventan cosas y a veces destruyen a una persona con una comunicación. Tercero, la difamación, que no es calumnia, pero que es como traerle a una persona un pensamiento que tuvo en otra época y que ya cambió. Es como si a un adulto te trajeran los pañales sucios de cuando eras chiquito. Era chico, pensaba así. Cambió, ahora es así. Y para el cuarto pecado, usé la palabra técnica coprofilia, es decir, el amor a la caca, el amor a la porquería. O sea, buscar ensuciar, buscar el escándalo por el escándalo. Me acuerdo que el cardenal Antonio Quarracino decía: “Yo ese diario no lo leo, porque hago así y brota sangre”. Es el amor a lo sucio, a lo feo. Creo que un medio de comunicación tiene que estar atento a no caer en la desinformación, en la calumnia, en la difamación y en la coprofilia. Su valor es expresar la verdad. Digo la verdad, pero soy yo quien la expreso y le meto mi salsa. Pero dejo bien claro lo que es mi salsa y lo que es lo objetivo. Y la transmito. Aunque a veces en esa transmisión se pierde un poco la honestidad, entonces del boca a boca de la transmisión pasás a un primer paso con Caperucita escapándose del Lobo que se la quiere comer y terminás, después de la comunicación, en un banquete donde la abuela y Caperucita están comiéndose al Lobo. Hay que tener cuidado para que la comunicación no cambie la esencia de la realidad.

COMUNICACIÓN Y PODER

¿Qué valor le asigna a la comunicación?

La comunicación es algo sagrado. Es quizás de las cosas más lindas que tenga la persona humana. Comunicarse es divino y hay que saber hacerlo con honestidad y autenticidad. Sin agregar cosas de mi cosecha y no decirlo. “Pasó esto. Yo pienso que debe ser esto o interpreto lo otro”, pero que quede claro que sos vos. Hoy día los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad didáctica: enseñar honestidad a la gente, enseñar a comunicarse con el ejemplo, enseñar a la convivencia. Pero si vos tenés medios de comunicación que da la impresión que tienen una metralla en la mano para destruir a la gente – con la selección de la verdad, con la calumnia, con la difamación o con ensuciarlo – eso nunca hará crecer a un pueblo. Pido que los medios de comunicación tengan esa sana objetividad, lo que no quiere decir que sea agua destilada. Reitero: “el hecho es así y yo pienso así”. Y salís al ruedo, pero que quede claro lo que pensás. Eso es muy noble. Pero si vos hablás con el programa que te impone tal movimiento político, tal partido, sin decir que es eso, eso es innoble y no es de bien nacido. El comunicador, para ser buen comunicador, tiene que ser bien nacido. 

Muchos medios al priorizar sus intereses dan paso a una agenda de la globalización de la indiferencia. Son los temas que los medios deciden visibilizar u ocultar por distintas razones. 

Sí, cuando a veces pienso en algún medio que lamentablemente no cumple bien su misión, cuando pienso estas cosas de nuestra cultura en general, de la cultura mundial, que dañan a la misma sociedad, me viene a mí una frase de nuestra filosofía que parece pesimista, pero es la verdad: “Dale que va, todo es igual, que allá en el horno se vamo’ a encontrar”. Es decir, no interesa qué es la verdad o qué no lo es. No interesa que esta persona gane o pierda. Todo es igual. “Dale que va”. Cuando se da esa filosofía en los medios de comunicación es desastroso porque crea una cultura de la indiferencia, del conformismo y del relativismo que nos daña a todos. 

Muchas veces se le asigna a la tecnología cierta vida propia, como responsable de males que se cometen más allá del uso que se hace. ¿Cómo recuperar el humanismo en este mundo tan tecnológico?

Mirá, un quirófano es un lugar donde la tecnología se usa al milímetro. Y, sin embargo, qué cuidado se tiene en una intervención quirúrgica a través de las nuevas tecnologías. Porque hay una vida de por medio que hay que cuidar. El criterio es este: que la tecnología siempre vea que está trabajando con vidas humanas. Hay que pensar en los quirófanos. Esa es la honestidad que tenemos que tener siempre, hasta en la comunicación. Hay vidas de por medio. No podemos hacer las cosas como si nada pasara. 

LOS PASTORES DEL PUEBLO

Siempre fue un pastor, pero cómo transmitir esa Iglesia de pastores, esa Iglesia de la calle que le habla a los fieles. ¿Acaso hoy la fe es distinta? ¿El mundo tiene menos fe? ¿La fe se puede recuperar?

Me gusta hacer una distinción entre pastores de pueblo y clérigos de Estado. Clérigo de Estado es aquel de las cortes francesas, como Monsieur L’Abbé, y a veces los curas tenemos la tentación de noviar demasiado con los poderes y ese no es el camino. El verdadero camino es el pastoreo. Estar en medio de tu pueblo, delante de tu pueblo y detrás de tu pueblo. Estar en medio para olerlo bien, para conocerlo bien, porque a vos te sacaron de ahí. Estar delante de tu pueblo para a veces marcar el ritmo. Y estar detrás de tu pueblo para ayudar a los rezagados y para dejar que camine solo para ver para dónde tira, porque las ovejas a veces tienen la intuición de saber dónde está el pasto. El pastor es eso. Un pastor que esté solo delante del pueblo no va. Tiene que estar mezclado y participando de la vida de su pueblo. Si Dios te pone a pastorear es para que pastorées, no para que condenes. Dios vino acá para salvar, no para condenar. Eso lo dice San Pablo, no lo digo yo. Salvemos a la gente, no nos pongamos demasiado severos. A algunos no les va a gustar lo que voy a decir: hay un capitel de la Basilica de Vèzelay, no me acuerdo si es 900 o 1100. Vos sabés que, en aquella época medieval, la catequesis se hacía con las esculturas, con los capiteles. La gente los veía y aprendía. Y un capitel de Vèzelay que me tocó mucho es el de un Judas ahorcado, el diablo tirándolo para abajo y, del otro lado, un buen pastor que lo agarra y se lo lleva con una sonrisa irónica. Con eso le está enseñando al pueblo que Dios es más grande que tu pecado, que Dios es más grande que tu traición, que no te desesperes por las macanas que hiciste, que siempre hay alguien que te va a llevar sobre los hombros. Es la mejor catequesis sobre la persona de Dios, la misericordia de Dios. Porque la misericordia de Dios no es un regalo que te da, es él mismo. No puede ser de otra manera. Cuando presentamos a ese Dios severo, que todo es castigo, no es nuestro Dios. Nuestro Dios es el de la misericordia, de la paciencia, el Dios que no se cansa de perdonar. Ese es nuestro Dios. No el que, a veces, desfiguramos los curas. 

Si la sociedad escucha a ese Dios y a ese pueblo que a veces no es escuchado, ¿considera que se podrá construir un discurso distinto, alternativo al discurso hegemónico?

Sí, por supuesto. La hegemonía nunca es saludable. Quisiera hablar de algo antes de terminar: en nuestra vida litúrgica, en el Evangelio, está la huida a Egipto. Jesús tiene que escaparse, su padre y su madre, porque Herodes lo quiere matar. Los Reyes Magos y toda esa historia. Entonces está la huida a Egipto, que tantas veces la pensamos como si fueran en carroza, tranquilos en un burrito. Resulta que, hace dos años, un pintor piamontés pensó en el drama de un papá siriano escapando con su hijo y dijo: “Ese es San José con el niño”. Lo que sufre ese hombre es lo que sufrió San José en esa época. Es ese cuadro que está ahí, que me lo regaló. 

BERGOGLIO Y FRANCISCO

Más allá del orgullo de tener un Papa argentino, siempre pienso cómo se ve usted. ¿Cómo ve el Papa a Bergoglio y cómo Bergoglio vería a Francisco? 

Bergoglio nunca se imaginó que iba a terminar aquí. Nunca. Yo vine al Vaticano con una valijita, con lo puesto y un poquito más. Más aún: dejé preparados en Buenos Aires los sermones para el Domingo de Ramos. Pensé: ningún Papa va a asumir el Domingo de Ramos, así que yo el sábado viajo de vuelta a casa. O sea, nunca me imaginé que iba a estar acá. Y cuando veo al Bergoglio de allá y toda su historia, las fotografías hablan. Es la historia de una vida que caminó con muchos dones de Dios, muchas fallas de mi parte, muchas posturas no tan universales. Uno va aprendiendo en la vida a ser universal, a ser caritativo, a ser menos malo. Yo creo que todas las personas son buenas. O sea, veo a un hombre que caminó, que tomó una senda, con altos y bajos, y tantos amigos lo ayudaron a seguir caminando. Mi vida no la caminé nunca solo. Siempre hubo hombres y mujeres, empezando por mis padres, mis hermanos, una vive todavía, que me han acompañado. No me imagino una persona solitaria, porque no lo soy. Una persona que caminó su vida, que estudió, que trabajó, que se metió a cura, que hizo lo que pudo. No se me ocurre pensarlo de otra manera. 

¿Y cómo miraría Bergoglio al Papa?

No sé cómo lo miraría. Yo creo que en el fondo diría “¡Pobre tipo! ¡La que te tocó!” Pero no es tan trágico ser Papa. Uno puede ser un buen pastor. 

Tal vez lo miraría como lo miramos todos: lo descubriría. 

Sí, puede ser. Pero no se me ocurrió hacerme esa pregunta, meterme allá. Lo voy a pensar. 

¿Siente que cambió mucho siendo Papa?

Algunos me dicen que afloraron cosas que estaban en germen en mi personalidad. Que me volví más misericordioso. En mi vida tuve períodos rígidos, que exigía demasiado. Después me di cuenta que por ese camino no se va, que hay que saber conducir. Es esa paternidad que tiene Dios. Hay una canción napolitana muy hermosa que describe lo que es un padre napolitano. Y dice “el padre sabe lo que te pasa a vos, pero se hace el que no sabe”. Ese saber esperar a los demás propio de un padre. Sabe lo que te está pasando, pero se las arregla para que vos solo vayas, él te está esperando como si nada sucediera. Es un poco lo que hoy criticaría de aquel Bergoglio que, en alguna etapa, no siempre, como obispo que fui un poco más benévolo. Pero en la etapa de jesuita fui muy severo. Y la vida es muy linda con el estilo de Dios, de saber esperar siempre. Saber, pero hacerte el tonto como que no sabés y dejarlo madurar. Es una de las sabidurías más lindas que nos da la vida.

Se lo ve muy bien, Francisco. ¿Tenemos Papa y Francisco para rato?

Que lo diga el de arriba.

Autor: Bernarda Llorente
Publicado por: www.vaticannews.va
Fecha de consulta: 1/07/2022
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Espiritualidad

El Papa Francisco bendice’ el ‘Vía Crucis’ de Toño Casado: «Es una obra pastoral, hizo mucho bien».

EL PAPA FRANCISCO: «‘VÍA CRUCIS. EL MUSICAL’ ES UNA OBRA PASTORAL. HACE MUCHO BIEN»

El pontífice envía un afectuoso saludo al sacerdote y músico Toño Casado después de escuchar su obra, patrocinada por Fundación Edelvives.

«Muchas gracias por este Vía crucis del padre Toño. Lo voy a leer. Es una obra pastoral. Y el espectáculo fue genial, fue grande. Hizo mucho bien. Gracias por habérmelo enviado».

Estas fueron las palabras del papa Francisco después de disfrutar de «Vía crucis. El musical», la última obra del sacerdote Toño Casado, después de recibir los materiales que Fundación Edelvives ha preparado para acercar esta propuesta cultural a los colegios y a la catequesis. Una propuesta artística y de oración, y, según el Pontífice, «una obra pastoral».

Puedes pinchar en el enlace para ver y escuchar lo que el papa Francisco ha dicho:

Autor: TOÑO CASADO
Publicado por: www.edelvivesinout.com
Fecha de consulta: 08/04/2022
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Espiritualidad

VÍA CRUCIS

El 12 de marzo de 2022 se estrena en la mezquita-catedral de Córdoba la última obra de Toño Casado: Vía Crucis. El musical. Una propuesta artística y oracional para acompañar a Jesús en su senda de pasión, su camino de compromiso y salvación con la humanidad.

En colaboración con el autor, la Fundación Edelvives se ha encargado de elaborar para esta plataforma una serie de materiales didácticos para poder profundizar en las quince composiciones que integran el musical. Algunas de estas propuestas se pueden desarrollar en la clase de religión y otras en el ámbito pastoral. La autoría de estos materiales didácticos es de nuestra colaboradora Almudena Colorado.

Autor: TOÑO CASADO
Publicado por: www.edelvivesinout.com
Fecha de consulta: 08/04/2022
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Espiritualidad

7 canciones en clave de fe que celebran el valor de la mujer en su día

En la víspera de la celebración del Día Internacional de la Mujer, a celebrarse el 8 de marzo, presentamos siete canciones en clave de fe que expresan el valor de la creación de la mujer a los ojos de Dios y que pueden ser dedicadas a ellas en este día especial.

1. Grandiosa – Alfareros

El grupo Alfareros, presenta esta canción para recordar cuán valiosa es la mujer ante los ojos de Dios. Como expresa Katia del Cid, vocalista del grupo Alfareros, la canción es “una declaración de amor de Dios para ti”.

“Eres un tesoro para Dios, eres un latido de Su corazón, no eres un error una casualidad, tú eres importante para Dios”.

2. Cuando miro atrás – Athenas

La cantante argentina, Athenas, muestra en esta canción el agradecimiento y el amor que le tiene una hija de Dios a su Padre. La cantante menciona los detalles que tiene el Señor con ella, y describe este “amor sin límites” como la luz que ilumina su vida.

“Aunque a veces caigo, tu Gracia me levanta. Cuando me voy lejos, tu amor es quien me alcanza. Siempre volveré a Tu corazón, que me enseñó a amar, regalándome su amor”.

3. No te buscaré – Marisol Carrasco

La cantante y compositora panameña, Marisol Carrasco, muestra en esta canción a una mujer en búsqueda del amor verdadero. Tras varios intentos fallidos decide dejar su futuro en manos de Dios. La historia refiere al evangelio de Mateo y destaca que una mujer precavida es consciente de sus limitaciones y espera en el Señor.

“No más, no más, no te buscaré más. Amor, te esperaré sin esperar. Mi corazón lo entregaré al Señor y será mi refugio mientras yo de aceite lleno mi lámpara, amor. Mi amor te esperaré en el corazón de Dios”.

4. Fuiste hecha mujer – Martín Valverde

El famoso cantautor católico Martín Valverde invita a las mujeres en su canción a “levantar el rostro” y reconocer que su dignidad se las dio el Señor.

También dice que una mujer debe ser amada para ser alcanzada, pues fue tan preciada para Dios que al crearla la tomó cerca del corazón del hombre. De todas las mujeres, el cantante destacó la figura de la Virgen María, que elegida por Dios para traer la gloria del cielo al mundo, tuvo una fe y valentía inquebrantable toda su vida.

“Cuando todo parecía que Dios había terminado, cuando ya todo indicaba que estaba lista la creación. A Dios le sale una sonrisa pues aunque todo era muy bueno, aún le quedaba un pedacillo de soledad sin pintar”, dice la letra de la canción.

5. Otra mujer en mi vida – Luis Enrique Ascoy

Esta edición especial finaliza con una canción del cantautor peruano, Luis Enrique Ascoy, que refleja la historia de un padre al tener una hija mujer, e invita a siempre a perdonar y quedarse con lo bueno que el padre ofrece.

“Mi pedacito de cielo. Dios oyó mis ruegos, para verte sonreír. Capullito de una rosa eres tan hermosa, casi como un querubín”, dice la letra de la canción.

6. La fe de María – Son By Four ft. Ítala Rodriguez

El grupo Son By Four trae esta canción interpretada por la cantante peruana, Ítala Rodriguez. Un “cover” que en la voz de una mujer se vuelve una súplica que pide a Dios la fuerza para entregar la propia vida como lo hizo la Madre de Dios.

7. Dame la oportunidad – Siervas

El grupo musical Siervas señaló que este sencillo invita “a hacer nuestra la experiencia de un niño que quiere nacer y que está en riesgo de no poder vivir para cumplir la misión que sólo él está llamado a realizar en este mundo; entre ellas, la de amar y ‘hacer mejor’ a su propia mamá”.

Esta canción nos recuerda que Dios regaló a las mujeres el don de la maternidad, que los hijos son un tesoro que siempre enriquece la vida de una madre, y que la humanidad debe proteger la vida humana desde su concepción en el vientre materno.  

«No ahogues mi voz, cantar quiero al amor, aún soy pequeño, no me temas, junto a mí serás mejor. Nada es casualidad, vivo estoy, soy feliz, te siento aquí, tal véz mamá pronto te podré besar», dice la letra de la canción.

Puede escuchar el playlist elaborado por ACI Prensa en Spotify con ocasión del Día de la Mujer AQUÍ.

Autor: Redacción ACI Prensa
Publicado por: /www.aciprensa.com
Fecha de consulta: 08/03/2022
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Espiritualidad

El Papa alienta a no cansarse de rezar ni de hacer el bien en esta Cuaresma 2022

Imagen referencial. Papa Francisco en tiempo de Cuaresma en 2019. Foto: Vatican Media

En su Mensaje para la Cuaresma 2022, el Papa Francisco alentó a “no cansarse” de rezar, de extirpar el mal de nuestra vida y a no dejar de hacer el bien al prójimo con la caridad concreta.

Así lo escribió el Santo Padre en su Mensaje para la Cuaresma 2022 con el tema basado en la exhortación de San Pablo a los Gálatas: “No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos” (Ga 6,9-10a).

En el texto, el Papa recordó que la Cuaresma “es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado” y añadió que “la Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”.

En esta línea, el Santo Padre invitó “a responder al don de Dios acogiendo su Palabra viva y eficaz” durante esta Cuaresma porque “la escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros, que hace fecunda nuestra vida”.

En su mensaje el Papa Francisco utilizó la imagen de la agricultura y la siembra para destacar la importancia de la oración, de la paciencia y de la esperanza.

“El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos la certeza en la fe de que ‘si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos; y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos para nuestra salvación y la de los demás”, indicó el Papa.

5 consejos para esta Cuaresma

De este modo, el Santo Padre recomendó estos cinco consejos para vivir en esta Cuaresma:

1. No nos cansemos de orar porque “Jesús nos ha enseñado que es necesario orar siempre sin desanimarse’. Necesitamos orar porque necesitamos a Dios”.

“Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios, sin el cual no podemos tener estabilidad. Nadie se salva solo, porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la historia; pero, sobre todo, nadie se salva sin Dios, porque solo el misterio pascual de Jesucristo nos concede vencer las oscuras aguas de la muerte”, señaló el Papa.

Además, el Santo Padre explicó que “la fe no nos exime de las tribulaciones de la vida, pero nos permite atravesarlas unidos a Dios en Cristo, con la gran esperanza que no defrauda y cuya prenda es el amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo”.

2. No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida

Para ello, el Papa dijo que “el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”.

3. No nos cansemos de pedir perdón en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, “sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar”.

4.  No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia que consiste en “esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado” y advirtió el peligro de la “dependencia de los medios de comunicación digitales, que empobrece las relaciones humanas”.

“La Cuaresma es un tiempo propicio para contrarrestar estas insidias y cultivar, en cambio, una comunicación humana más integral hecha de encuentros reales, cara a cara”, escribió el Papa.

5. No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo por lo que el Santo Padre alentó a practicar la limosna “dando con alegría” porque “la Cuaresma es un tiempo propicio para buscar -y no evitar- a quien está necesitado; para llamar -y no ignorar- a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar -y no abandonar- a quien sufre la soledad”.

“Que la Virgen María, en cuyo seno brotó el Salvador y que conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón, nos obtenga el don de la paciencia y permanezca a nuestro lado con su presencia maternal, para que este tiempo de conversión dé frutos de salvación eterna”, concluyó el Papa.

Autor: MERCEDES DE LA TORRE
Publicado por: www.aciprensa.com
Fecha de consulta: 24/02/2022
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Espiritualidad

Francisco pide pasar del “sálvese quien pueda” a la “responsabilidad solidaria” para superar la pandemia

  • El pontífice acude a las primeras vísperas de la solemnidad de Santa María y el ‘Te Deum’ de acción de gracias por el año que termina, presidido por el cardenal Re
  • Bergoglio ha anulado su habitual visita al belén de la plaza y ha permanecido casi todo el tiempo con la mascarilla durante la celebración

Sin la visita al belén de la Plaza de San Pedro que el papa Francisco había convertido en tradición propia, ha transcurrido la última tarde de 2021 para el pontífice. En el programa se ha mantenido con la oración de vísperas –las primeras de la solemnidad de Santa María, madre de Dios– y el ‘Te Deum’ de acción de gracias por el año que termina. La situación de la pandemia del coronavirus en Italia ha hecho, como ocurrió el 8 de diciembre en el homenaje a la Inmaculada, que el Papa no se acerque al belén peruano instalado junto al obelisco, evitando así cualquier tipo de aglomeraciones. De hecho, el pontífice ha dejado de lado el que venía siendo el protocolo habitual y ha llevado la mayor parte del tiempo la mascarilla puesta.

La celebración litúrgica ha comenzado a las 17:00 h. en el interior de la Basílica Vaticana presididas por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio, y junto al solemne canto del tradicional himno el pontífice ha impartido la bendición tras un momento de adoración eucarística. Re presidió esta celebración hace un año debido a un ataque de ciática del pontífice. La novedad ha estado en que el Papa ha seguido la oración desde la habitual silla blanca de las audiencias de los miércoles, junto el resto de cardenales en la nave central de la basílica. El papa sí que ha pronunciado su homilía desde el ambón, durante la oración de vísperas, y ha pedido para todos la capacidad de desarrollar una “actitud interior” la del “asombro, maravilla, contemplación…” como hacen los pastores o María y José ante el “misterio de la Encarnación”.

El misterio de la realidad

“La Navidad no puede celebrarse sin asombro. Pero un asombro que no se limita a una emoción superficial, ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún a un frenesí consumista”, advirtió. Para el Papa celebrar así la Navidad “significaría calentarnos por unos instantes a un fuego de paja, y no exponernos con todo nuestro ser a la fuerza del Acontecimiento, no captar el centro del misterio del nacimiento de Cristo”.

De María, ha destacado el pontífice que “su corazón está lleno de asombro, pero sin un rastro de romanticismo, zafiedad o espiritualismo. No. La Virgen nos devuelve a la realidad, a la verdad de la Navidad”. “El asombro cristiano no procede de los efectos especiales, de los mundos fantásticos, sino del ‘misterio de la realidad’: ¡no hay nada más maravilloso y sorprendente que la realidad! Una flor, un terrón de tierra, una historia de vida, un encuentro… El rostro arrugado de un anciano y el rostro recién florecido de un niño. Una madre sostiene a su hijo en brazos y lo amamanta. El misterio brilla”, reclamó el Papa.

Gratitud en la prueba

Además, Francisco destacó el mensaje de gratitud de María, en este último día del año. “La gratitud de la Virgen que, contemplando a su Hijo, siente la cercanía de Dios, siente que Dios no ha abandonado a su pueblo, ha venido, está cerca, es Dios-con-nosotros. Los problemas no han desaparecido, las dificultades y las preocupaciones no faltan, pero no estamos solos” gracias a Jesús, “Él, el Unigénito, se convirtió en el primogénito entre muchos hermanos y hermanas, para conducirnos a todos, perdidos y dispersos, de vuelta a la casa del Padre”.

Algo que ha sido clave en la pandemia cuando, ha destacado el Papa, “ha aumentado la sensación de desconcierto en todo el mundo”. “Tras una primera fase de reacción, en la que nos sentimos todos en el mismo barco, se ha extendido la tentación del ‘sálvese quien pueda’”, ha lamentado. “Pero gracias a Dios hemos reaccionado de nuevo, con sentido de la responsabilidad. En efecto, podemos y debemos decir ‘gracias a Dios’, porque la elección de la responsabilidad solidaria no viene del mundo: viene de Dios; es más, viene de Jesucristo, que ha impreso de una vez por todas en nuestra historia el ‘rumbo’ de su vocación original: ser todos hermanos y hermanas, hijos del único Padre”, reclamó Bergoglio.

Un mensaje a Roma

Como es habitual, el Papa, como obispo de Roma, se dirigió a su diócesis –de hecho se estrenado en esta celebración el nuevo alcalde de roma, el social demócrata Roberto Gualtieri– y destacó que esta “lleva esta vocación escrita en su corazón” por su vivencia de la “apertura universal”. “Viene de su historia, de su cultura; viene sobre todo del Evangelio de Cristo, que ha echado aquí profundas raíces, fecundadas por la sangre de los mártires”, destacó. Pero, advirtió que “una ciudad acogedora y fraternal no se reconoce por su ‘fachada”, por los buenos discursos, por los actos altisonantes”.

Por ello invitó a la atención cotidiana “a los que más lo están pasando mal, a las familias que se llevan la peor parte de la crisis, a las personas con discapacidades graves y sus familias, a los que necesitan transporte público para ir a trabajar todos los días, a los que viven en los suburbios, a los que se han visto desbordados por algún fracaso en sus vidas y necesitan servicios sociales, etc.” Por ello deseó para el año nuevo, que “los que viven aquí y los que se quedan por trabajo, peregrinación o turismo, puedan apreciarla cada vez más por su cuidado en la acogida de los más frágiles y vulnerables, la dignidad de la vida, la casa común”.

Autor: MATEO GONZÁLEZ ALONSO
Publicado por: 
Fecha de consulta: 03/01/2022

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Espiritualidad

10 pensamientos del Papa Francisco para vivir la Navidad

Para una fiesta de bondad y mansedumbre vivida entre afectos y para donarse a los demás

El papa Francisco nos acompaña en el misterio de la Navidad. En sus discursos y homilías podemos encontrar una propuesta concreta sobre el estilo de vida que deben tener los cristianos en esta fecha tan especial.  “La respuesta del cristiano no puede ser más que aquella que Dios da a nuestra pequeñez”, recordó (24.12.2014)

Así hemos compilado 10 mensajes oficiales del Papa para vivir auténticamente esta Navidad. Un regalo gratuito lleno de significados que podemos compartir, “guiados por la llama de la fe que ilumina nuestros pasos y animados por la esperanza de encontrar la «luz grande». Abriendo nuestro corazón” (24.12.2014).

  1. El pesebre representa la ternura de Dios

«Les invito a detenerse ante el pesebre, porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne, y que enternece nuestra mirada” (22.12.2015).

  1. Jesús nos dedicó toda su vida, dediquémonos a los demás

«Jesús no se ha limitado a encarnarse o a dedicarnos un poco de tiempo, sino que ha venido para compartir nuestra vida, para acoger nuestros deseos. Porque ha querido, y sigue queriendo, vivir aquí, junto a nosotros y por nosotros. Se interesa por nuestro mundo, que en Navidad se ha convertido en su mundo. El pesebre nos recuerda esto: Dios, por su gran misericordia, ha descendido hasta nosotros para quedarse con nosotros” (22.12.2015).

  1. El amor de la Navidad no se impone por la fuerza

«El pesebre nos dice que Él nunca se impone con la fuerza. Recordad bien esto, chicos y chicas: el Señor nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre. Dios no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la Historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”(22.12.2015).

  1. La Navidad es luz, es un camino, más allá de algo emotivo y los regalos

La Navidad “no se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver” (24.12.2013).

  1. En esta noche, hay salvación para todos los hombres (Tt 2,11)

“La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros” (24.12.2013).

  1. Los últimos, los humildes, como los pastores, recibieron al niñito

“Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Es condición del peregrino velar, y ellos estaban en vela. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil”. (24.12.2013).

  1. No hay lugar para el miedo. La Navidad es amor renovado que vence siempre

“El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Como dijeron los ángeles a los pastores: “No teman”.  Y también yo les repito a todos: “No teman”. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz. Amén”. (24.12.2013)

  1. Vivir la Navidad acogiendo los problemas de quien está a nuestro lado

¿Tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! Paciencia de Dios, cercanía de Dios, ternura de Dios”. (24.12.2014)

  1. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios?

¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera? (24.12.2014)

  1. Bondad, mansedumbre por una Navidad autentica

La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la humildad en cualquier conflicto” (24.12.2014).

Autor: Ary Waldir Ramos Díaz
Publicado por: es.aleteia.org
Fecha de consulta: 23/12/2021
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Espiritualidad

«Volver a casa». El comercial que nos recuerda dónde quiere nacer Jesús cada Navidad

Estamos en tiempo de Adviento, tiempo de espera para el nacimiento de Jesús. Para mí está siendo una ocasión de aguardar con mucho anhelo el día de Navidad, porque he venido a Lima, mi ciudad natal, para pasar las fiestas con mi familia ¡después de nueve años! Así que estoy viviendo estos días previos, en la compañía de mis hermanos, mis padres, mis abuelas, tíos, primos, amigos, y tengo una sensación muy grande y hermosa de “volver a casa”, de “volver a mis raíces”. También, por supuesto, recuerdo con cariño a los que ya no están, pues muchos de ellos eran quienes le daban ese especial enfoque central a Dios en estas celebraciones (mi abuelo, en particular).

La combinación de todas estas emociones es lo que este comercial de la cadena de supermercados Lidl nos quiere mostrar. Con el slogan: «Share more special moments», nos presentan la historia de unos hijos que sorprenden a su anciano padre, llevándolo, muchos años más tarde, a ese lugar especial, donde celebraban la Navidad, cuando su esposa todavía estaba viva.

Lidl ‘Share More Special Moments’ from BOLD on Vimeo.

Esto me remite con fuerza a valorar el sentido de la familia en la Navidad, del amor entre esposos que trasciende años y barreras, y que se va haciendo presente con los frutos concretos del amor de los hijos y demás familiares y amigos. Y es que esto es lo que María y José tenían: una familia en medio de la cual nació el Hijo de Dios y de la que todos los seres humanos formamos parte. Un hogar que da luz y calor para cobijar al Niño, que es lo que buscamos y anhelamos encontrar en nuestras familias y amistades, que comparten el fuego de ese Amor.

El tiempo de Adviento es ese tiempo en el que esperamos a Aquel que nos llevará de regreso a nuestro verdadero hogar, a nuestras raíces más profundas, a esa “cena” familiar donde podremos compartir todos juntos esa alegría eterna. Y la familia, que sigue el modelo de Jesús, María y José, es el lugar propicio para ir preparando el corazón para ello.

«Del ejemplo y del testimonio de la Sagrada Familia, cada familia puede aprender indicaciones preciosas para el estilo y las opciones de vida, y puede tomar fortaleza y sabiduría para el camino de cada día… Viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría… La verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y fortuito. Es una alegría que es fruto de la armonía profunda entre las personas, que hace saborear la belleza de estar juntos, de sostenernos mutuamente en el camino de la vida. Pero como cimiento de todo está la presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos» (Papa Francisco, Homilía del 27 de diciembre de 2015).

Autor: Rafael Pérez del Solar
Publicado por: catholic-link.com
Fecha de consulta: 21/12/2021

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Espiritualidad

Jesús nos invita a utilizar nuestros talentos con valentía

El Papa Francisco envió un vídeo mensaje con motivo de la inauguración del undécimo Festival de la Doctrina Social de la Iglesia que se celebra en la ciudad italiana de Verona sobre el tema «Audaces en la esperanza – Creativos con coraje». La iniciativa fue transmitida en directo por el canal de YouTube del Festival y por la emisora Telepace

“Un cordial saludo a todos los que participan en la undécima edición del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia. El tema que han elegido este año es: ‘Audaces en la esperanza – Creativos con coraje’». Así comienza el Papa Francisco su vídeo mensaje con motivo de la inauguración de esta iniciativa que se celebra en la ciudad italiana de Verona transmitida en directo por el canal de YouTube del Festival y por la emisora Telepace.

El Santo Padre destaca, ante todo, que este tema “sintetiza la actitud con la que hemos tratado de afrontar este tiempo, que todavía está condicionado por la pandemia”.

“La audacia, la esperanza, la creatividad y el coraje no son sinónimos, sino que representan una conexión de intenciones, virtudes, apertura y visiones de la realidad que fortalecen el alma humana. Pero no sólo eso…”

Tras esta premisa el Pontífice recuerda la parábola de los talentos relatada en el Evangelio de Mateo. Y explica que “el de los talentos parece ser el discurso programático de Jesús sobre la audacia necesaria para ser cristianos”, puesto que contra todo “fatalismo, Jesús invita a las multitudes a utilizar sus talentos con valentía”, sin que nos importa cuántos o cuáles sean los talentos de cada uno.

Asumir los riesgos e invertir los talentos el Papa destaca que “Jesús pide que se asuman riesgos y que se los inviertan para multiplicarlos. Cuando se permanece replegados sobre sí mismos con el único objetivo de conservar lo que existe, para el Evangelio somos perdedores: en efecto, será quitado también el que quedaba”, y añade:

“La audacia, la esperanza, la creatividad y el coraje son palabras que perfilan la espiritualidad del cristiano”

Francisco recuerda que en la encíclica Fratelli tutti ha escrito: «La pandemia nos ha permitido recuperar y valorar a tantos compañeros de viaje que, en su miedo, reaccionaron dando su vida. Hemos sido capaces de reconocer que nuestras vidas están entrelazadas y sostenidas por personas comunes y corrientes que, sin duda, han escrito los acontecimientos decisivos de nuestra historia compartida: médicos, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, trabajadores de supermercados, personal de limpieza, cuidadores, transportistas, hombres y mujeres que trabajan en la prestación de servicios esenciales y de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas… Estos han comprendido que ‘nadie se salva solo’: nadie se salva solo”.

Talentos puestos en valor

“Aquí están los talentos puestos para dar fruto… Aquí está la esperanza que sostiene y dirige la creatividad con audacia y coraje”. Por esta razón, glosando un párrafo de su saludo a los jóvenes en el Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana, Cuba del 20 de septiembre de 2015, el Papa dijo:

“Renuevo la invitación a caminar en la esperanza que ‘es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a los grandes ideales que hacen la vida más bella y digna’”

Francisco también manifestó, como ha dicho en diversas ocasiones que la esperanza es «como echar el ancla en la otra orilla». “Es esta audacia la que inspira nuevas acciones, orienta las habilidades, estimula el compromiso, da vida a la vida”.

“Quien tiene esperanza sabe que forma parte de una historia construida por otros y recibida en don, como en la parábola de los talentos. Y también sabe que debe hacer fructificar este don”

Por último, el Obispo de Roma dirige su palabra a los diversos actores de la vida social reunidos en Verona para el Festival: empresarios, profesionales, representantes del mundo institucional, de la cooperación, de la economía y de la cultura, para invitarlos a que sigan comprometiéndose inspirados en el camino que el Padre Adriano Vincenzi ha trazado con ellos para el conocimiento y la formación en la doctrina social de la Iglesia. Y como dice el eslogan de esta edición: “¡Dondequiera que estén, construyan el cambio!”. Es lo que les desea el Santo Padre añadiendo que “sabemos que de la crisis no se sale igual: se sale mejor o peor”. Y se despide pidiendo, por favor, que no se olviden de rezar por él.

Autor: Vatican News
Publicado por: www.vaticannews.va
Fecha de consulta: 26/11/2021
Categorías
Espiritualidad

«La carrera del cristiano». 3 videos que nos inspiran a seguir luchando por nuestras metas

Para quiénes son, han sido deportistas o incluso para quienes practican algún deporte de manera aficionada, es fácil comprender que para lograr una meta propuesta se deben plantear objetivos para ir avanzando poco a poco hacia esa conquista. 

¿Es fácil? Sin duda la respuesta es no. Requiere de esfuerzo, confianza en uno mismo, entrenamiento, disciplina, sacrificio e incluso capacidad de renuncia ya que los planes pueden cambiar en el camino y las cosas no salen como uno quiere.

Pueden haber lesiones, accidentes, enfermedades, problemas… y en este caso incluso una pandemia que cancele muchos eventos deportivos en donde los deportistas ya tenían una cita. 

«La meta invisible» es una mini serie documental que consta de tres capítulos pequeños realizada por la Agencia Kids y la marca española Sporcks de calcetines técnicos deportivos en el sector de triatlón, running y ciclismo. 

En breves minutos, algunos deportistas profesionales y amateur, nos cuentan de qué manera tuvieron que afrontar el cambio en su rutina durante la pandemia.

Buscando adaptarse nuevamente en el camino pero sin perder de vista su pasión por hacer aquello que les gusta y seguir adelante a pesar de no tener claro el horizonte. 

Te recomiendo ver estos tres videos para conocer las inspiradoras historias que hay detrás y la importancia de nunca rendirnos a pesar de las dificultades. 

Las metas que nos empujan a seguir adelante, están dentro de nosotros

Probablemente has escuchado hablar de Viktor Frankl, filósofo y psiquiatra austriaco que sobrevivió al holocausto nazi. Él decía: «Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos». 

Sin duda el 2020 nos ha enseñado algo a todos: a veces podemos tener muchos planes, objetivos, metas pero no siempre las cosas salen como quisiéramos.

Tenemos que ser capaces de renunciar a ellas, adaptarnos a la situación, aceptarla y encontrar una manera diferente de hacer las cosas.

Al final todos tenemos la libertad de poder escoger con qué actitud enfrentar las dificultades que se nos presentan. «El ser humano siempre se puede adaptar, siempre, siempre. Lo que pasa es que tiene que tener el ingenio para adaptarse y buscar el camino. El camino está pero tienes que encontrarlo» (Eugenio Gómez, episodio 3). 

Las crisis pueden sacar lo mejor de nosotros

«Cuando uno tiene todo, ese punto de ingenio lo perdemos. Estamos en nuestra zona de confort» (Eugenio Gómez, episodio 3).

Es probable que a muchos de nosotros nos haya tocado salir de esa zona y reinventarnos con creatividad para poder adaptarnos a esta situación que aún no sabemos con claridad cuánto durará.

El «piso» que teníamos en cierto sentido se movió y nos ha enseñado qué, a pesar de los malos momentos que podamos estar viviendo o haber vivido, podemos ser fuertes. 

La palabra «resiliencia» toma un gran valor, pues es la capacidad que tiene cada uno de sobreponerse a las situaciones adversas. Hay que saber sacar lo positivo y «aprovechar» este tipo de vivencias para ver de qué estamos hechos y de lo que somos capaces de lograr. 

La carrera del cristiano

«La carrera del cristiano no es una competición de velocidad sino de resistencia» (Filipenses 3:14).

Es importante entender que, así como los testimonios que hemos visto en los videos, cada vida tiene su historia particular. Dios nos creó diferentes y tiene un plan para cada uno según nuestras capacidades.

Nosotros también tenemos nuestros propios aprendizajes y «entrenamientos» que nos prepararán para distintas situaciones de la vida que tendremos que enfrentar.

Así como en el deporte, en la vida cristiana también debemos entrenarnos y trazarnos objetivos viables a corto plazo que nos preparen para el encuentro definitivo que tendremos algún día cara a cara con Dios. Esa carrera invisible que todos debemos correr para llegar finalmente a la meta. 

Para terminar, quisiera dejarles esta frase de Antoine Saint Exupéry:

«Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cuál es la estrella que lo guía». ¿Cuál es tu meta invisible?

Autor: Francesca Giannoni
Publicado por: catholic-link.com
Fecha de consulta: 18/11/2021